Como se advierte en el título de esta nota, la ex Presidente le debe una explicación al peronismo; y el peronismo, por su lado, debe exigírsela, como también corresponde que lo haga Daniel Scioli, si llegaran a ser ciertas las declaraciones realizadas por ella a un empresario amigo: si Mauricio Macri arreglara con los holdouts, el PRO se quedaría doce años en el poder.
Para arrancar digo que el peronismo jamás le pedirá una rendición de cuentas a la señora por esas declaraciones o, al menos, para corroborar que hayan sido dichas. El partido peronista no existe y no quiere líos con la progresía. Tampoco lo hará Daniel Scioli, que nunca mostró coraje y autonomía en su etérea vida política.
De ser ciertas las declaraciones (creo que lo fueron), ponen de manifiesto que la señora tenía en claro que arreglar con los holdouts significaba para el país un enorme alivio para su alicaída economía, como garantía de gobernabilidad y éxito futuro. Como al kirchnerismo sólo le quedaba un año de gobierno, solucionar el asunto al final de su mandato era otorgarle a Daniel Scioli el éxito promovido por Cristina, dado que, de realizar en tiempo y forma un arreglo con los fondos buitre, el bonaerense tendría mayores posibilidades de ganar la elección.
¿Por qué servirle en bandeja de plata ese regalo a un hombre que jamás soportó y que se le impuso por intencionalidad de votos en la interna no jugada con Florencio Randazzo? ¡Scioli nunca fue el candidato de Cristina! Jamás lo quiso. Como me dijo uno de sus hombres más allegados: mientras no nos niegue, vamos bien. Los negó el pueblo.
¿Por qué regalarle semejante presente de mirra, incienso y oro a un político insoportable, a un vegetal, como afirmaban? Hacerlo significaba que la señora jamás volvería a la política desde el peronismo, que encontraría en Scioli un nuevo conductor. Sin prisa pero sin pausa el kirchnerismo, con Scioli en el poder, se iría licuando en una agonía mal oliente. Así pensaba la señora. Lo mejor era que ganara Macri. Si la derecha gobernaba, el progresismo volvería al poder por clamor. Ilusionaba la señora y aún ilusionan sus incautos seguidores.
Arreglar con los fondos buitre sería una agachada y una renuncia al relato. ¿Sacrificar utopías por Scioli? Ni pensarlo.
Ganó Macri. ¿Lo deseaba Cristina? Su desprecio a Scioli la empujó a la actual situación. En verdad, la señora no tenía salida. Estaba y está en jaque mate. Si ganaba Scioli, no volvía y al ganar Macri no sólo no vuelve, puesto que el peronismo busca un nuevo rumbo sin ella, sino que corre el riesgo de figurar en las páginas más negras de nuestra historia. Comodoro Py no perdona.