En los últimos días, en medios nacionales e informes financieros, se dijo que el año próximo deberíamos pagar U$S 26 mil millones, incluso que no hay forma de financiar estos vencimientos sin recurrir al FMI. A simple vista parece que el gobierno le deja un campo minado al próximo gobierno. Pero la información es engañosa ya que se incluye en esta cifra la letra que entregó el gobierno al BCRA por algo más de U$S 9.500 millones cuando hace 10 años le pagó al FMI tomando dinero del BCRA. Obviamente esta letra no debe ser cancelada ya que es una obligación intra estado, por lo cual es renovable por el solo acuerdo del BCRA y el ejecutivo del gobierno.
No solo es engañosa por este tema sino además porque incluye obligaciones en pesos; los vencimientos reales en dólares solo llegan a los U$S 8.900 millones, una de las cifras más bajas de los últimos años. La Argentina está realmente desendeudada lo cual es una gran oportunidad para capturar inversiones y lanzarse al desarrollo, única forma de terminar con el déficit sin ajuste.
Lo que sí debe manejar cuidadosamente el BCRA es el crecimiento del endeudamiento en pesos mediante LEBAC que llegó a fines de mayo al orden de los 300.000 millones de pesos.
La devaluación del dólar está en el orden del 12% anual y las tasas de las LEBAC debería converger hacia ese número si se pretende que la inflación del próximo año se acerque al 10% y que no se atrase más el tipo de cambio, Por otra parte el déficit cuasi fiscal que generan tasas anuales del orden de 28 puntos debe ser contenido.
No parece que esta tarea pudiera desarrollarse en un período electoral en el cual los actores tienden a huir del peso y refugiarse en dólares.
Tal vez si el gobierno colocara un título en dólares similar al AY24 (BONAR 24) o con un vencimiento un poco más largo y lo colocara en pesos lograría el objetivo de disminuir el déficit cuasi fiscal, absorber pesos, y entregar al mercado los dólares que probablemente demandará de aquí a fin de año.
El BONAR 24 hoy cotiza a $ 11.60 por dólar y paga una tasa del 8.75% anual. Pero como el tipo de cambio es de $ 9, por cada dólar que se coloca se absorben además $2.60 que generaran un superávit fiscal. Esto hace además que la tasa de interés implícita que debe afrontar el Estado baje a 3.71% anual, tasa muy razonable para la región y el momento. Si bien el gobierno ha actuado correctamente al reducir drásticamente el endeudamiento en moneda extranjera que hoy no llega a ser más del 22% del PBI, y el acreedor de gran parte del mismo es el Estado a través de la ANSES y otros, pequeñas desviaciones a esta política parecen admisibles.
Si el Estado emitiera U$S 10.000 millones en un título de este tipo estaría absorbiendo $ 116.000 millones, lo cual mejoraría la relación entre el stock de pesos y dólares (Base Monetaria / Reservas), deprimiendo el precio del dólar convertibilidad y ayudando a acercar el valor del dólar blue al del mercado oficial sin pérdida de reservas del BCRA. Además se generaría un superávit cuasi fiscal de $ 26.000 millones.
Esta emisión solo representaría 2% del PBI y permitiría ayudar al proceso de convergencia de los tipos de cambio y la inflación, y además a consolidar el proceso de reactivación de la economía que se está desarrollando y a aventar riesgos devaluatorios.
Para que esta medida fuera exitosa debería facilitarse el acceso a esta inversión al común de los ahorristas; este es el verdadero desafío tanto en el aspecto comunicativo como en el técnico para permitir el fácil acceso a esta inversión. Los ahorristas en lugar de acumular billetes en dólares, fuera del circuito económico, que se deprecian año a año estarían fortaleciendo la economía con su ahorro y percibiendo un interés superior a la inflación de EEUU.
Derrumbar diques y facilitar la comunicación llevará a una mayor libertad de los agentes económicos, necesaria para que aumente le inversión y se consolide un fuerte proceso de inversión y crecimiento.
Tal vez esto pueda hacerse posible.