Si a los colombianos les preguntaran si quieren que la guerra continúe, con toda seguridad la inmensa mayoría respondería con un no contundente. Demasiado sufrimiento se ha vivido como para desear más violencia propiciada por los grupos armados ilegales.
Cabe la especulación ya que con motivo del tercer año de su mandato, el presidente Santos dio muestras de desespero ante las críticas, se dejó sacar de quicio y planteó que un eventual rechazo en un referendo a un acuerdo de paz con las FARC significaría que “el pueblo colombiano desea que la guerra prosiga”.
¿Qué tan razonable es el juicio del presidente? Juicio que por demás es compartido por los defensores a ultranza de un pacto generoso y con impunidad en La Habana. Me parece que las encuestas no dejan de ser un insumo importante para tratar de entender lo que está pensando la ciudadanía. Y así como hubo lugar al regocijo desmedido cuando se iniciaron las negociaciones, por supuesto también deben ser miradas con atención en el momento actual.
La cadena radial Caracol, gobiernista hasta los tuétanos, ordenó a la firma encuestadora Cifras y Conceptos una encuesta “Polimétrica” que se realizó entre el 28 de julio y el 2 de agosto, publicada el 5 de agosto en su portal e inexplicablemente ubicada en lugar secundario en cuestión de horas. Se adelantó en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga y versó sobre tres tópicos: percepción de las negociaciones de paz, tendencias electorales y favorabilidad de personajes. A las preguntas referidas a las negociaciones de paz, los encuestados respondieron de la siguiente forma:
Referendo popular para ratificar los acuerdos. Acepta el 47% – No acepta el 53%
Una asamblea constituyente. Acepta el 31% – No acepta el 69%
Participación electoral de representantes o miembros de las FARC sin condenas. Acepta el 24% – No acepta el 53%
Cero años de cárcel para la tropa raza (sic) y entre 5-8 años para los líderes (como a los paramilitares). Acepta el 23% – No acepta el 77%
Participación electoral de los miembros del secretariado. Acepta el 22% – No acepta el 78%
Dejar de usar las armas sin entregarlas al gobierno. Acepta el 20% – No acepta el 80%
Cumplimiento de la Ley 60 para zonas de reservas campesinas. Acepta el 20% - No acepta el 80%
Condena sin pago de cárcel para los líderes. Acepta el 13% – No acepta el 87%
Asignar curules en el congreso sin elección popular a los líderes con condenas. Acepta el 11% – No acepta el 89%.
Los resultados son categóricos y deben ser tenidos en cuenta por el parsimonioso y silente equipo oficial de negociación y por los asesores del Presidente. Lo que les parece inaceptable a los colombianos es una negociación con impunidad, sin dejación de armas, con concesiones políticas como una constituyente o la asignación de curules. Los comandantes farianos deben prestar atención si es que quieren de verdad una negociación con reconciliación. En algunos casos más del 53% y en otros hasta el 87% dicen no a sus propuestas.
El presidente Santos y sus colaboradores están en la obligación de reflexionar si continúan echándole la culpa de este malestar al uribismo y al guerrerismo de las gentes o entienden que la pérdida de fe tiene que ver con una actitud arrogante y engañosa de una guerrilla que no genera confianza y que ha utilizado la situación para fines muy diferentes a los de “buscar el fin del conflicto”. La segunda cuestión que debe reconocer el Gobierno es que carece de una estrategia en la mesa, sus delegados no parecen estar defendiendo las instituciones, les han dejado la iniciativa a los jefes farianos de tal forma que la población no los ve como sus defensores. Dan la impresión de estar acobardados y a la defensiva.
Es muy grave que el presidente se atreva a sugerir que si el pueblo rechaza un acuerdo es porque quiere la guerra. Veamos lo que dice la encuesta sobre el camino deseable para dar fin al conflicto: la derrota militar de las FARC: 32%. Una negociación política con las FARC: 35%. Promover la desmovilización de sus miembros: 29%. Es decir, prefiere una negociación, eso sí, no a cualquier precio. Que un 32% esté en favor de la derrota militar se debe interpretar como la respuesta lógica a la negativa de las FARC a dejar las armas.
Sobre el tema de la posible reelección, la encuesta arroja un resultado preocupante para el presidente y para quienes, como el liberalismo, el partido de la U y el conservatismo, cifran su futuro en la apuesta de la reelección. Se mantiene el rechazo a esa pretensión y por vez primera un “candidato uribista” le ganaría a Juan Manuel Santos, veamos: “el 63 % respondió que no, el 33 % que sí… la reelección de Santos era rechazada por el 63% en agosto de 2012; por el 50% en octubre; por el 58% en febrero de este año y el por 64% en mayo”. Y lo que puede ocurrirle enfrentando un candidato uribista: por Santos, 24%; por un candidato uribista, 29%; por un candidato de izquierda, 8%; por otro, 3%, no sabe o no responde, 35%”.
Más de un tercio del electorado no se ha definido aún, pero suben las acciones del uribismo pues en febrero sólo tenía el 18%, en mayo el 24% y ahora el 29%. Por último, en el tema de favorabilidad de los personajes públicos, las cifras deben tener al Gobierno al borde de un ataque de nervios:
Álvaro Uribe Vélez: Favorable 62% – Desfavorable 32%
Angelino Garzón: Favorable 61% – Desfavorable 31%
Germán Vargas Lleras: Favorable 52% – Desfavorable 30%
Juan Manuel Santos: Favorable 52% – Desfavorable 47%
Antonio Navarro: Favorable 50% – Desfavorable 30%
Francisco Santos: Favorable 44% – Desfavorable 33%
Clara López: Favorable 42% – Desfavorable 28%
Todo un desafío para los estudiosos de la imagen y el carisma que Uribe Vélez criticado y vapuleado por tirios y troyanos, con la gran prensa en contra, con ojeriza de algunos magistrados y las cortes, con la mayoría del congreso en su contra, con la intelectualidad y los columnistas en inmensa mayoría haciendo leña con su imagen, se mantenga arriba en las preferencias de la población llana.