Por: Eliana Scialabba
A menos de un año del cambio de gobierno, son numerosas las preguntas que nos hacemos en torno a cuestiones de política económica. Una muy importante es: ¿cuál será la “variable estrella” de la nueva administración?
Para el kirchnerismo el consumo fue la clave del crecimiento económico. Sin embargo, el mismo no fue sostenible debido al agotamiento de la capacidad ociosa inicial y a la desaceleración del viento de cola (altos precios de los commodities).
Y a pesar de los malos resultados de los últimos trimestres, la administración actual repetirá esta estrategia en 2015: mantendrá (en la medida de sus posibilidades) el tipo de cambio atrasado con el fin de mantener la inflación, al menos parcialmente, bajo control; lo que de manera adicional provocará un aumento de salarios en dólares. Todo esto en pos de expandir el consumo privado en un año de elecciones.
Si bien hasta diciembre de 2015 el “modelo económico” no se modificará, es importante comenzar a analizar cuáles serán las variables claves sobre las que deberá trabajar el nuevo gobierno.
La clave claramente estará en la inversión. Este año cerrará con una formación de capital en torno al 17% del PBI, insuficiente para que la economía crezca de manera sostenida sin generar presiones inflacionarias.
Un problema adicional que se verifica en nuestra economía, es que no sólo la inversión es escasa, sino que la mayor parte de ella (62%) se destinó en 2013 a construcciones (inmuebles, shoppings) que si bien generan empleo en el sector, no incrementan la oferta de bienes y servicios de la economía ni tienen efectos multiplicadores de largo plazo, mientras que maquinarias representaron el 26% del total (4,5 puntos del PBI), equipos de transporte el 9,5% e investigación y desarrollo el 1,2% (0,2% de la producción de la economía).
En este contexto, el nuevo gobierno deberá, en primer lugar, generar condiciones favorables para aumentar la inversión, la cual deberá subir hasta alcanzar, por lo menos, el 20% del PBI, concentrado en maquinarias, equipos de transporte e investigación y desarrollo.
El sector interno tendrá como tarea expandir la oferta de la economía para que esta “acompañe” a la demanda, evitando de esta forma el “recalentamiento” de precios, en la medida que el nuevo gobierno les aporte certidumbre y reglas de juego claras. Otra parte dependerá de la inversión extranjera directa, la cual deberá incorporar innovación y tecnología en sectores estratégicos como hidrocarburos y agro-alimentos.
La inversión no sólo es un componente de la demanda agregada en el corto plazo, sino que en el largo plazo aumenta la oferta global, ya que con la aplicación de la capacidad productiva, se pueden producir mayor cantidad de bienes y servicios para hacer frente a una demanda creciente, evitando la fuerte suba del nivel general de precios de la economía.
Asimismo, la incorporación de maquinaria, transporte y la realización de actividades de investigación y desarrollo aumentan la productividad de la economía, y por lo tanto los salarios de los trabajadores, lo que se traduce en un mayor bienestar social.
Un país que pretenda crecer de manera sostenible debe esforzarse en ampliar la oferta productiva y mejorar la productividad a través de la inversión.