Por: Gastón Navarro
A esta afirmación sigue una advertencia: ¡ojo! que hoy, a falta de Argentina muerta, quieren cazar argentinos vivos. En este sentido, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner advirtió enfáticamente que “el pasado está a la vuelta de la esquina”. También dijo que “los fondos buitre se quieren llevar puesto al país”. El pasado que alude la Jefa de Estado no sólo se remonta al aciago diciembre de 2001, sino que, en nuestra opinión, comienza con la llegada de los buitres al gobierno con Martínez de Hoz.
El objetivo del ministro de Economía de Videla era destruir el Estado peronista surgido de la revolución nacional democrática antiimperialista de 1945, y que no pudo desmantelarse hasta la partida de Perón, y el golpe cívico militar de aquel fatídico marzo de 1976. En aquella época, con la bicicleta financiera, la tablita, los seguros de cambio, la liberalización de las importaciones y la eliminación de las retenciones, etcétera, se instauró una dictadura financiera que endeudó colosalmente al país. Para hacerlo, los Chicago Boys, discípulos de Milton Friedman, impusieron el ajuste a sangre y fuego.
Los gobiernos electos que siguieron, fundamentalmente Menem y De la Rúa, siguieron la misma política de Martínez de Hoz, pero sin fusilamientos. La prueba viviente es Domingo Cavallo, amigo personal del célebre economista estadounidense, y ministro de ambos gobiernos. El advenimiento del kirchnerismo tuvo un gran mérito: redujo decisivamente el peso de la deuda externa tras las reestructuraciones que llegaron a un 93% y pago al FMI y, junto al crecimiento del PBI, podemos decir que en la actualidad la deuda ya no es una carga aplastante como lo fuese hasta la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada.
Sin embargo, los fondos buitres no descansaron y adquirieron títulos por u$s 48,7 millones por los que ahora demandan u$s 1.300 millones. Sin embargo gastan millones en lobby. ¿Por qué? “De concretarse el fallo a favor de los fondos buitres, se sentaría el precedente jurídico para romper los canjes de deuda. Es decir, no van sólo por el 7%, sino por romper con el canje y multiplicar la deuda varias veces. Lo cual no sólo afectaría a la Argentina, sino a todo país que haya refinanciado su deuda”, afirmaba desde Mendoza, el Dr. Mauro Aguirre, en los sucesivos actos públicos que tienen por objeto la explicación de los asuntos del país, realizados por el Movimiento de Integración Nacional, integrante del FPV local.
En la historia reciente, luego de quebrar a los países y que éstos comenzaran a recuperarse, los buitres aceptaron negociar. Pero hoy vienen para quedarse con todo. El posible fallo de la Corte norteamericana es el instrumento que necesitan para doblegar a los Estados alrededor del mundo.
Los lobbys vienen marchando
Los buitres vuelven siempre y rondan por todo el mundo. Unos por medio de ONG pagadas por fundaciones imperialistas, como la Fundación Ford, auspiciante de los Chicago Boys; la Fundación Mediterránea e IERAL, con Cavallo, o la Fundación para el Cambio de Melconian. El medio decisivo son empresas de lobby, que son los representantes puros del imperialismo. Un lobbysta típico es Melconian, economista del PRO y que considera que la Argentina es un país “garca” y que los buitres sólo son “tipos de buena voluntad que compraron bonos para ahorrar”.
Hay candidatos que son parte de los lobbys y son propagandizados por Clarín (brazo propagandístico de la Goldman Sachs) como Julio Cleto Cobos, para quien gravar la renta financiera, minera o a los trabajadores es lo mismo: sólo un impuesto más que ahuyenta a “los inversores”. O Sergio Massa, quien pide que nos endeudemos aprovechando que las tasas internacionales están bajas. Desde Mendoza se advirtió del peligro, incluso antes de que el Ejecutivo nacional y los ministros del ramo salieran públicamente a defender la causa nacional. Sin embargo, prácticamente, no tuvo acompañamiento de la dirigencia política.
Creemos necesario profundizar el proyecto, gravar las fuentes de renta que no le gustan a Cobos ni a la Sociedad Rural, modificar el sistema tributario, nacionalizar el comercio exterior, entre otras medidas. El diálogo intersectorial que convocó la presidenta ya dio fruto: la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, medida que beneficia a los trabajadores, y sostiene a la Argentina como el país con el mejor salario mínimo de América Latina, enfrentando así en términos prácticos a los profetas del ajuste.
Éstos son los agentes electorales de los oligopolios formadores de precios, sostenidos por el sistema financiero de los buitres, y propagandizados por los grandes multimedios; tal conglomerado configura la expresión local de la estrategia norteamericana dirigida contra la integración suramericana, que utiliza no sólo las bases militares estadounidenses en nuestro territorio, sino la Alianza del Pacífico como principal organismo de desintegración. Tanto la Argentina y la Unasur, como Siria y el mundo árabe, enfrentan la amenaza imperialista. Allí, están a punto de agredirlos militarmente. Aquí, por ahora, la agresión es por medio de la colonización cultural y el intento de quebrar nuestra soberanía económica.
Por eso los fondos buitres cuentan con preparados lobbystas “inteligentes” que se pasean por los medios y con políticos de ocasión que defienden sus intereses. Persiguen el objetivo de hacer caer a la Argentina, y con ella, a la integración suramericana. Finalmente, la presidenta está abordando estos delicados asuntos, sabiendo que las “oposiciones” atacan su gobierno por sus mejores políticas, que son justamente las que han beneficiado al pueblo argentino. La mandataria tiene la legitimidad de origen y de ejercicio para lograrlo exitosamente, reconstruyendo el Estado peronista y no permitiendo volver a los años de desolación y desesperanza.
Recordemos que a los buitres el hedor a carne descompuesta los fascina. Pero la Argentina fusilada por los Martínez de Hoz, las financieras y las consultoras, que los proveyó de alimentos durante años, como el mítico Fénix, renació de sus cenizas. Hoy, a falta de Argentina muerta, quieren cazar argentinos vivos.