Por: Gastón Navarro
A un año de la muerte de quien hizo renacer en este nuevo siglo la importancia vital de la unión de nuestra América, lo recordamos y lo sentimos más vivo que nunca en cada avance que hace nuestro pueblo hacia una patria libre, justa y soberana; como así también cuanto más se recrudece la sanguinaria oposición de los enemigos internos y externos de Venezuela y de América Latina que intentan dar marcha atrás con lo hecho por la revolución bolivariana.
Nace el 28 de julio de 1954 en Sabaneta de Barinas, en los llanos de Venezuela. Era hijo de maestros de primaria. Su origen humilde y su amor a la patria marcarían el resto de su vida. Ingresa al Ejército siguiendo el llamado de la vocación castrense, y allí desarrolla su conciencia histórica y política durante tiempos turbulentos para Venezuela. Las numerosas crisis y las desventuras de los venezolanos lo llevan a plantearse el papel del ejército en su país. Fundó en 1982 el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), junto a numerosos oficiales, en alusión a los doscientos años del natalicio de Simón Bolívar. Bajo el Samán de Güere (que, según la tradición, era el árbol bajo cuya sombra acampó Simón Bolívar) juró reformar al Ejército.
Era necesario luchar para construir una nueva república en Venezuela. La misma estaba en manos de la oligarquía petrolera venezolana aliada a EEUU, lo que llevó a los venezolanos en 1989 al Caracazo. Miles de manifestantes fueron masacrados por fuerzas del Ejército. Era hora de un cambio no sólo en el Ejército sino en todo el Estado.
A las 11:00 de la mañana del 4 de febrero de 1992 se inició la rebelión militar en numerosos puntos del país. Al desistir del intento decide aparecer por los medios. Declara que los objetivos del movimiento no se habían alcanzado “por ahora”. Asumió toda la responsabilidad y fue encarcelado. Sin embargo, el movimiento fue acogido con esperanza por gran parte de los venezolanos, mientras la popularidad del presidente Carlos Andrés Pérez caía.
Dos años después fue liberado y comienza su lucha por otros medios. Funda el Movimiento Quinta República (MVR) que sumaría la parte civil a su corriente, destacándose en él Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. Forja su alianza con Fidel Castro en 1994, en un marcado carácter antiimperialista. Luego entre 1995 y 1997 recorre Venezuela, planteando la necesidad de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que refunde la república.
En 1998, Hugo Chávez es electo presidente de Venezuela con el 56,5% de los votos. Asumió el poder y dos meses después convocó el Referéndum constituyente que fue aprobado por más del 81% de la votación. El mismo año, teniendo en cuenta el poder de los medios y su carácter reaccionario, comienza “Aló Presidente”. Este programa era una tribuna desde la cual no sólo plantea su plan de gobierno, sino que también hace partícipes del debate a los venezolanos.
En diciembre de 1999, impulsó un segundo Referéndum Constitucional que fue aprobado con más del 71% de la votación popular. Ahora las instituciones estarían al servicio del pueblo. Con la nueva Constitución se realizan elecciones generales, en las cuales arrasa. Hacia finales del mismo año busca brindarle un carácter distinto a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Plantea dejar de vender petróleo barato a EEUU y utilizar las riquezas del país en pos de las mayorías postergadas de Venezuela.
El Congreso le daría poderes especiales para aprobar una nueva Ley de Tierras, que impulsaba una reforma agraria. Además de una nueva Ley de Hidrocarburos y otra de Pesca. Si bien es aprobado un nuevo cuerpo de leyes, se oponen Fedecámaras (organización patronal más grande del país) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y llaman a un paro general.
La oposición convocó a una marcha que fue desviada hacia el Palacio de Miraflores y francotiradores tirotearon a los manifestantes. Los grandes medios opositores indican que los tiradores son chavistas, sin embargo no lo eran, como se comprobó al poco tiempo. Formaban parte de una opereta en la provocación de un golpe de Estado. La misma estrategia sería utilizada en las recientes manifestaciones en contra de Maduro.
El 12 de abril, Chávez fue secuestrado y retenido en el Fuerte Tiuna, Caracas. Horas después, el titular de Fedecámaras se autoproclamó presidente interino violando todas las leyes y la constitución del país. Disolvió el Parlamento, el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y se dio a sí mismo poderes por encima de la carta magna. Rápidamente su gobierno fue reconocido por EEUU (Bush) y España (Aznar), mostrando el carácter pro-imperialista del golpe.
Al día siguiente el pueblo comenzó a manifestarse y tomó el Palacio de Miraflores. Chávez es rescatado y retoma el poder llamando a la calma. Intentarían desestabilizar de nuevo en diciembre, con un paro petrolero; pero un mes después, el gobierno logró recuperar el control total de PDVSA. Por medio de las “misiones”, impulsa importantes mejores en salud y educación, llegando a erradicar el analfabetismo e incrementar fuertemente las matrículas de todos los niveles de formación.
A partir de ese momento, la oposición se centró en un Referéndum para revocar al presidente, el cual finalmente perdieron. Fue un hecho excepcional en el mundo, donde un Jefe de Estado se somete a la voluntad popular para continuar su mandato. En el plano regional se enfrentó al ALCA junto a Néstor Kirchner e inició en 2004 la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), por el acuerdo de Venezuela, Cuba y nuevos países que se fueron sumando. Así, Venezuela se transformó desde entonces en un polo de integración caribeña, tanto social y cultural como económica, impulsando el SUCRE como alternativa al dólar.
Una de las mayores demostraciones de su política de integración latinoamericana sería en su protagonismo con la fundación de la UNASUR y la CELAC. Marca una época con su alianza con Kirchner, Lula, Morales, Lugo y Correa. Establece lazos con gobiernos que se enfrentan a EEUU, fortaleciendo el potencial energético de su país. China, Irán y Rusia fueron apoyos para mejorar la economía y fortalecer las fuerzas armadas, a las que pone al servicio del pueblo venezolano, dándoles un carácter revolucionario y popular.
Comenzaba por aquel entonces su batalla contra el cáncer y las nuevas intentonas golpistas. Pero él no estaba sólo: Fuerzas Armadas, organizaciones civiles y sobre todo los humildes de Venezuela, aquellos que lo apoyaron desde su inicio. En todo el camino se ganó no sólo el apoyo de los venezolanos, sino de los oprimidos de la América morena y el mundo.
Cuando su tiempo sobre la tierra concluyó, su cuerpo fue acompañado por millones de almas volcadas a las calles. Chávez vivía en el corazón del hombre de a pie, y en la memoria conciente del pueblo venezolano, quien ya no será el mismo. Y su legado, en la organización que formó, quien tiene el deber de profundizar su carácter latinoamericano y popular, en la lucha de los enemigos internos y externos, quienes quieren retrotraer a Venezuela a la sombría época de la dominación bajo el águila del imperialismo norteamericano. A exactamente un año de su muerte, las cosas que el movimiento chavista no pudo modificar en Venezuela son ahora las principales herramientas de los golpistas, los cuales están molestos no por lo que falta sino por lo que el chavismo hizo y hoy está haciendo a través de Maduro.
Aún así, los mezquinos y confundidos personajes llevados de las narices a desestabilizar, sus representantes políticos, con sus intereses puestos en el mercado externo y el capital monopólico internacional, custodiados por las múltiples bases norteamericanas que rodean la Venezuela democrática, no tienen como propósito desacreditar a Chávez o a Maduro, ni a sus ministros, ni a sus partidos, ni siquiera a los negociantes que pudieren haberse enriquecido durante su gobierno. El objeto es desprestigiar, hundir para siempre, cualquier ensayo de economía nacional y soberana que se haga en la región.