Por: José Cruz Campagnoli
El aumento de la tarifa del subte que se implementará desde este viernes es justificado por Mauricio Macri como un ajuste inflacionario, según sus propias declaraciones. Sin embargo, con esta explicación, el líder del PRO oculta una gran contradicción, que quedará materializada cuando los pasajeros deban empezar a abonar 4,50 pesos para utilizar el servicio. En realidad, es el propio Macri quien produce inflación al subir el costo del boleto, e incurre de esta manera en comportamientos similares a los de la mayoría de los formadores de precios, que atentan contra el bolsillo de los argentinos bajo la excusa de la suba de costos.
En 2012, el precio del pasaje se incrementó un 127 por ciento, cuando pasó de 1,10 a 2,50 pesos. Un año más tarde, el incremento acumulado ascendió a un 218 por ciento, cuando la tarifa aumentó a 3,50 pesos. Y en este 2014, con el precio de 4,50, llegó a una suba de 309 por ciento en dos años. Sobra decir que el incremento es ampliamente superior a cualquier tasa inflacionaria, incluso a la previsión del 24 por ciento para 2014 que el propio Gobierno de la Ciudad fijó en el Presupuesto de dicho año.
Con sus argumentos, el Jefe de Gobierno engaña a la sociedad. Este nuevo aumento de tarifa, más que estar motivado por la inflación, es el que termina incentivándola. La política tarifaria del transporte puede ser un mecanismo de propagación inflacionaria (de este modo la implementa Macri) o, por el contrario, puede funcionar como un ancla al aumento de los precios, en caso de que el Estado subsidie el precio del boleto.
Además, Macri incurre en una segunda mentira, cuando sostiene que “los aumentos inflacionarios hay que pagarlos o se deteriora el servicio”. Él mismo dijo que está comprometido a mejorar el funcionamiento del subte. Sin embargo, es evidente que durante su gestión el servicio ha empeorado constantemente. El martes, por caso, Roberto Pianelli, Secretario General de la Asociacion Gremial de los Trabajadores del Subte y Premetro, denunció que desde hace dos años en la línea A hay 50 viajes menos por día, y en las líneas B, C y D, 20 menos.