Por: José Cruz Campagnoli
La Ciudad de Buenos Aires tiene el segundo presupuesto más grande del país en el volumen global (después del correspondiente a la Provincia de Buenos Aires). A su vez, el proyecto presentado por el oficialismo porteño para el ejercicio 2015 prevé un aumento en el presupuesto total del 43% en términos nominales respecto del sancionado en 2014.
Sin embargo, a pesar de la abundancia de recursos con los que cuenta la Ciudad, las áreas que más requieren de un Estado presente, activo, que contribuya a reducir las desigualdades y a mejorar las condiciones de vida de la población (fundamentalmente de los sectores vulnerados), siguen siendo cada vez más relegadas en la asignación de fondos.
En efecto, resulta especialmente llamativa la sistemática reducción de la participación de los servicios sociales en el presupuesto total: desde 2010, la proporción destinada a dicho rubro ha ido disminuyendo año a año, y para 2015 resulta inferior en 7,7 puntos porcentuales a la de aquel año.
Asimismo, dos áreas sustanciales como lo son educación y vivienda, que han sido profundamente desatendidas por el macrismo durante toda su gestión, y que durante 2014 atravesaron crisis de particular envergadura, han estado lejos de ser priorizadas en la asignación de los recursos.
En el caso del área educativa, a principios de este año la implementación del fallido sistema de inscripción online puso en evidencia una situación que no es novedosa en la Ciudad de Buenos Aires: la existencia de 7.500 chicos que no pueden acceder a la escuela pública porque no tienen vacantes. Pero a pesar de que la resolución de esta problemática precisaría un shock de inversión, la participación de este rubro en el total del presupuesto disminuyó por cuarto año consecutivo.
Por su parte, el área de vivienda sólo incrementó en 0,26 puntos porcentuales su participación en el total respecto de 2014. Después de haber reducido su participación durante los últimos años dramáticamente, resultará imposible resolver la situación de déficit habitacional en la que se encuentran alrededor de 500.000 porteños y porteñas (entre los cuales 275.000 habitan villas y asentamientos precarios).
A su vez, el proyecto de presupuesto 2015 elaborado por el ejecutivo porteño también evidencia la irresponsabilidad con la que el PRO ha manejado las cuentas de la Ciudad. En efecto, el exponencial endeudamiento atravesado por la Ciudad durante estos años (cuyo pasivo está cerca de cuadruplicarse desde que asumió Macri), obliga a destinar cada vez más recursos al cumplimiento de las obligaciones contraídas. En particular, el monto de las partidas destinadas a pagar la deuda pública previsto en el proyecto de presupuesto para 2015 duplica al de 2014.
En definitiva, a pesar de la gran abundancia de recursos con los que cuenta la Ciudad de Buenos Aires, el proyecto de presupuesto presentado por el macrismo para el año próximo sigue desatendiendo demandas de vastos sectores sociales.