Las crónicas de la convención partidaria del sábado pasado me dieron una enorme pena. Cuando más nos hacen falta noticias sobre planteamientos claros, realizaciones, proyectos, movilizaciones, estos debates internos -que llevan al enfrentamiento personal- solo devalúan. A sus protagonistas desde ya, pero al Partido Colorado en su conjunto, que es bastante más importante que cada uno de nosotros.
Ya lo he dicho antes y lo vuelvo a decir. La situación que se dio en la última elección municipal no tiene precedentes. No fue el caso solitario de San José, en anteriores episodios electorales, ni el que se dio en aquellos tiempos difíciles de salida de la dictadura. En esta ocasión, fueron muchas las “desobediencias”, las actitudes fuera del cuadro de las respectivas agrupaciones, las renuncias a candidaturas y una y mil situaciones fuera de lo normal. Su consecuencia fue un gran desconcierto. No estamos avalando nada de lo que ocurrió más allá de las autoridades partidarias, porque nunca las hemos desacatado.
Lo que estamos preguntándonos es si la necesaria construcción de futuro pasa por sanciones y juicios de responsabilidad o por una generosa mirada hacia adelante, por reclamarles más actividades y compromiso a quienes pudieron haber incumplido mandatos partidarios.
Nuestra respuesta es, como siempre, la de construir. De ese pasado tan reciente y pedregoso, debemos extraer lecciones para no repetir situaciones que nos dañaron; nunca congelar enconos que solamente nos debilitarán. El canibalismo político, el fagocitarnos los unos a los otros, solo será renunciar a ofrecerles un camino de esperanza a jóvenes que nos están mirando.
El Frente Amplio vive hoy el drama de su dualidad de principios, de su falsedad de conducta. Es un gran momento, justamente, para ofrecer un Partido Colorado renovado y optimista, que plantee posiciones claras. ¿No estarán en duda los jóvenes que votaron al Frente Amplio y a quienes se les impone salir a defender la oprobiosa dictadura venezolana? ¿No se sentirán molestos? Es muy probable que así sea, pero no los vamos a atraer con el lamentable espectáculo de un carnaval de reproches y enfrentamientos personales. Ya sabemos que el Partido Colorado ha sido socavado con un relato histórico falso. Tenemos mucho para trabajar en la conciencia pública. Razón de más para que hoy, que ese “relato” frentista empieza a hacer agua, podamos levantar nuestra voz.
Así lo sentimos profundamente. Y sabemos que lo siente mucha gente que sigue creyendo en el Partido Colorado como tradición de libertad, de seguridad jurídica, de integridad del Estado; y en el batllismo como constructor de la justicia social de nuestra república, hoy tergiversada por clientelismos disfrazados de sensibilidad social. Es para esa gente que debemos trabajar y luchar, darle de nuevo esperanza y de ese modo ofrecérsela a otros que nos miran con distancia. A la ciudadanía no le importan nada estos juicios internos sobre conductas políticas. Razón de más para lamentarnos de estos desencuentros entre quienes debieran estar hermanados en el esfuerzo.