Por: Mariano Carpineti
El futuro económico argentino es un gran desvelo para nacionales y extranjeros. Así lo anticipan los mercados financieros, que en las últimas semanas parecen elevar la apuesta sobre el devenir de la economía de nuestro país. De hecho, la colocación de los nuevos bonos por parte del Ministerio de Economía, que se realizó esta semana, reflejó una suba de la tasa, dado el riesgo que los mercados perciben.
Al mismo tiempo el mundo parece desacelerarse. Por un lado, tenemos al gran tractor de la economía mundial, que enfrenta incertidumbre en torno a la capacidad de estabilizar su tasa de crecimiento. Cabe recordar que China registra tasas de crecimiento realmente altas, pero que en los últimos meses registró una desaceleración.
Por el otro lado, tenemos el dólar que empieza a fortalecerse, porque la economía de los Estados Unidos empieza a mejorar. Esta fortaleza en el dólar no hace más que avivar los fantasmas de la salida masiva de capitales de los países emergentes hacia la seguridad de activos de mejor calidad, como los bonos soberanos de los Estados Unidos.
En este contexto internacional, el mundo de los países emergentes parece no ser la excepción. El precio relativo de los commodities sufre correcciones y el fantasma de la salida de capitales enfrenta a los países emergentes a una fuerte restricción en cuanto a los tan ansiados dólares. Estos países, que son principalmente exportadores de commodities, ven caer la entrada de dólares por la venta de materias primas al exterior a un menor precio y, al mismo tiempo, consideran una salida de dólares que en algunos países ya comienza a notarse.
En el caso especial de la economía argentina, esta coyuntura externa genera una fuerte presión sobre el tipo de cambio dada la caída de la entrada de dólares y la menor demanda de materias primas como consecuencia de la desaceleración económica mundial. Al mismo tiempo, la caída de la demanda externa de productos reduce la actividad económica de la industria. A esta situación hay que sumarle la realidad en Brasil, donde la devaluación sostenida del real, que genera que los productos argentinos se encarezcan para Brasil y el mundo, produce mayor caída de la actividad económica.
Entonces, ¿cómo se puede salir de este círculo vicioso? ¿Una fuerte devaluación del tipo de cambio?
El futuro económico de nuestro territorio se puede dividir sin dudas en varios frentes, pero el principal frente es el de restablecer la entrada de dólares vía exportaciones o vía financiamiento externo y generar así el marco suficientemente bueno para volver a aumentar el nivel de actividad económica industrial.
Muchos economistas sostienen que la mejor manera de restablecer la entrada de dólares y de generar actividad económica es devaluando fuertemente la moneda. Incluso se abrió el debate en los últimos tiempos sobre si la devaluación debe ser gradual o si debe ser un shock que permita solucionar estos problemas rápidamente. Pareciera que siempre que hay un Gobierno popular la receta para volver a la economía a su cause tradicional es una devaluación, que no hace más que conllevar un proceso de ajuste fuerte. Pero por qué no buscar una salida distinta gradual, que permita crecer, sin realizar un ajuste fuerte.
Y si, en lugar de devaluar fuerte la moneda, buscamos generar confianza en los mercados externos, en los inversores, en las empresas y en los individuos económicos devaluando la moneda en forma gradual. A esto habría que sumarle un cambio en las retenciones a los commodities que permita mejorar la ecuación de los productores sin generar un ajuste fuerte y severo de la economía. Estas medidas parecen, desde mi punto de vista, las más adecuadas para no generar un impacto social muy grande. Pero tienen que ir acompañadas de un plan coherente que permita una reducción del gasto público y un plan antiinflacionario fuerte que contenga a la inflación en niveles aceptables.
En conclusión, de mejorar la competitividad de la economía nacional reduciendo las retenciones a las exportaciones, más una corrección del tipo de cambio gradual, un plan antiinflacionario y una reducción del déficit en el sector público, podemos esperar que en el corto plazo la industria y sobre todo el campo recupere la dinámica pasada y genere la entrada de dólares genuinos tan necesaria para el desarrollo económico.