Por: Ruben Ullúa
El año 2016 ha comenzado un poco convulsionado en los mercados financieros del mundo. Los efectos de una desaceleración de la economía china y su posible impacto en la economía mundial, junto con la acentuación bajista del pecio de barril de petróleo a nivel internacional, testeando instancias de 31-30 dólares y perdiendo en lo poco que va del año cerca del 15%, son algunos de los motivos por los cuales muchos inversores comenzaron el año desarmando posiciones compradas en las principales bolsas del mundo. Con ello, generaron hasta el momento pérdidas cercanas al 6% para Wall Street y las principales plazas de Europa, como Alemania, Inglaterra y España.
Sin lugar a dudas, este inicio de año bajista que han tenido los principales mercados del mundo pone en alerta máxima al inversor respecto a lo que pueda pasar durante el presente año con los mercados financieros, no sólo por los resultados que se puedan obtener en el transcurso del año, sino principalmente por el grado de volatilidad que puedan tomar los precios. Si bien la volatilidad es un factor muy interesante y de atracción para el trader profesional, definitivamente no lo es para la confianza del inversor que toma posición a mayor plazo.
Es que, con bajas de bolsas, mayores descensos de commodities y tasas de interés en niveles cercanos a cero resulta muy difícil para el inversor decidir dónde colocar su capital, ya ni siquiera con una finalidad de lograr rendimiento, sino simplemente para resguardarlo y no perderlo.
Como mencionamos más arriba, la volatilidad en el mundo va en ascenso. De hecho, el índice de volatilidad (VIX) pasó de niveles de 14-13 puntos que se encontraba entre noviembre y diciembre pasado a niveles actuales de 24-25 puntos. Históricamente, cuando este índice se coloca por encima de los 30-32 puntos, nos advierte que estamos en presencia de nuevas crisis y principalmente que el mercado se ha tornado emocional, con lo cual la situación podría ser mucho más compleja y las pérdidas acumuladas hasta el momento podrían terminar acentuándose mucho más.
Ahora, lo expresado más arriba es simplemente la sensación térmica del mercado, los fantasmas, sin embargo, lo concreto es que ni se está seguro de que esta desaceleración de la economía china vaya a desembocar en una crisis para su economía y la economía mundial. Tampoco puede aseverarse que la baja del petróleo pueda continuar agudizándose, así generar mayor presión vendedora en el resto de los commodities y, por consiguiente, en los mercados emergentes.
En nuestra experiencia de 20 años siguiendo y analizando los diferentes mercados financieros, hemos aprendido que aun cuando desde diferentes modelos de análisis se cuente con herramientas para proyectar tendencias mayores a grandes plazos, aseverar en el actual contexto que el mercado puede ingresar en un nuevo bear market o bien habilitar un nuevo bull market puede tornarse algo peligroso, ya que desde la crisis sub-prime, en el año 2007-2008, a la fecha, muchos mercados han perdido la correlatividad habitual. Por consecuencia, ¿a quién debemos creerle: al bull market desarrollado en los últimos años por las grandes bolsas del mundo, como Estados Unidos, Alemania y Japón, o al bear market sufrido durante estos mismos años por los commodities y los mercados emergentes?
Los mercados se han disociado y, por este motivo, el inversor deberá entender que vienen días, semanas y meses donde la gestión de capital deberá priorizarse por sobre cualquier análisis técnico o fundamental.
Es habitual que los analistas queramos muchas veces convertirnos en héroes anticipando algún movimiento o tendencia mayor en los mercados, pero el inversor debe saber que su capital tiene prioridad en estos momentos y por este motivo es que desde columnas previas venimos sugiriendo criterio en la toma de decisión, ya que es lo único que nos permitirá ser consistentes.
Una vez dicho esto, no evadiremos obviamente dar nuestra visión analítica del contexto actual y en este sentido debemos decir que no creemos que en las marcaciones históricas que alcanzara el mercado estadounidense hacia el pasado año 2015 se hayan logrado las condiciones emocionales habituales del techo de un bull market de las características vividas en los últimos siete años. Por ello, entendemos que aún es posible interpretar esta baja de inicio de año como un movimiento de corrección transitoria.
En este sentido, para el índice Dow Jones, la atención debería centrarse principalmente en la zona de soporte testeada de 16.200-15.300 puntos, área donde confluyen diversos soportes técnicos de importancia y donde se concentran los mínimos del año 2015, alcanzados en el mes de agosto, durante la jornada que se llamó Lunes Negro. En la medida en que los precios puedan sostenerse por encima de esta zona, no creemos prudente hablar de bear market para este mercado y entendemos incluso que desde estas instancias podrían aparecer nuevas fuerzas compradoras en el mercado, con ánimo de regresar hacia instancias de máximos previos en los 17.900-18.300 puntos, o bien de superarlos en el transcurso del presente año.
Respecto a la baja del petróleo, que es hoy quizás el principal driver bajista del resto de los commodities y del mercado emergente, resulta difícil establecer dónde esta baja en curso podría encontrar su piso; quizás la zona de 30-26 se muestra como una nueva candidata. Sin embargo, sí es válido decir que desde nuestro análisis entendemos que el mercado acumula niveles de sobreventa muy importantes, que son coincidentes con un mercado en cercanía de un piso. Actualmente, para pensar que dicho punto de inflexión alcista ha sido conseguido, se requiere de al menos movimientos de recuperaciones por encima de los 38-40 dólares por barril. Dado que el mercado todavía se encuentra lejos de esas instancias, nos obligamos a sugerir cautela operativa. Sin embargo, no por ello dejaremos de estar muy atentos y más expectantes de encontrar el punto de compra que de venta.