Por: Sergio Abrevaya
En las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias del pasado agosto las distintas listas de precandidatos a senadores nacionales de UNEN obtuvieron el 32 % del total de los votos emitidos en la ciudad. Semejante resultado fue el premio a la única fuerza que se avino a la selección de sus candidatos por parte de la ciudadanía, y por añadidura, el castigo a quienes prefirieron seguir confeccionando sus listas sábanas a dedo. Sin embargo, los premios y castigos, para ser verdaderamente aleccionadores y efectivos a favor de la democratización de las listas partidarias, no debieran limitarse a las elecciones primarias y es preciso que se repitan en las urnas el próximo domingo 27.
Los porteños que ya han votado a los distintos precandidatos que se presentaron en las primarias de UNEN, incluidos aquellos cuyos postulantes no hayan resultado electos -caso de Terragno y Prat Gay-, debieran mantener su apoyo a UNEN en los comicios que cuentan efectivamente para consagrar diputados y senadores nacionales. Por una parte, sería un acto de civismo el acompañamiento al vencedor de una interna democrática y transparente de cara a la ciudadanía, y por la otra, daría una señal suficiente a las restantes fuerzas políticas de la ciudad para provocar en 2015 un cambio de actitud, de modo tal que en los sucesivos procesos electorales ninguna de ellas vuelva a incurrir en el patrón de conducta centralista autoritario de digitación de listas en las PASO.
Sostener el voto a UNEN, por lo tanto, nos asegura que la lección cívica será aprendida, desarticulando en el futuro las estrategias vergonzantes que ya susurran algunos candidatos y sus equipos de campaña para seguir eludiendo el procedimiento selectivo popular de las candidaturas: “nos aguantamos un resultado menos óptimo o adverso en las PASO, pero después la gente nos vuelve a votar en las elecciones definitivas”.
La madurez y ejemplaridad democrática exhibidas en las PASO de UNEN -dejando de lado cualquier especulación o cálculo personal- por un conjunto de dirigentes reconocidos socialmente, se tradujo luego de agosto en coherencia y responsabilidad para consolidar el flamante espacio político desde el lugar que el voto ciudadano en las primarias le otorgó a cada uno. Otro motivo para valorar en octubre a UNEN.
En otro orden de cosas, UNEN es una fuerza política cuyas expresiones afines están presentes a lo largo y ancho del país, dos de ellas se han impuesto en las PASO de sus respectivas provincias -Santa Fe y Mendoza-, y en su conjunto el espacio se encamina a dirimir su candidatura presidencial en 2015 en una gran primaria nacional. En tiempos que todos comenzamos a vislumbrar el país que emergerá al finalizar el mandato de la actual presidencia, el voto a UNEN es, además, una apuesta por una alternativa de gobierno diferente a las variantes del PJ, que se aprestan a reconvertir al kirchnerismo cuando sea residual -como ya lo hicieron hace más de una década con el menemismo-, para continuar con la decadencia argentina tras un cuarto de siglo casi ininterrumpido en el poder.
La semana que viene los porteños elegiremos tres senadores nacionales, dos en representación por la primera minoría y uno por la segunda minoría. Las encuestas indican que el kirchnerismo todavía mantiene expectativas en la obtención de un senador, precisamente en una ciudad que le es tan adversa y a la que tanto ha maltratado. Con más razón, es imperioso que quienes votaron a UNEN en las elecciones primarias vuelvan a hacerlo, para impedir que el Frente para la Victoria -que ha convertido al Congreso Nacional en una escribanía del Poder Ejecutivo- renueve la banca de su senador.
Así como en las elecciones y en la composición misma de la Cámara de Diputados se expresa la pluralidad del electorado -lo que puede hacer efectivo el voto a fuerzas electoralmente pequeñas-, en las elecciones de senadores nacionales la utilidad del voto se concentra en pocas opciones competitivas. En nuestro caso, tanto si el voto de los porteños para senadores nacionales se reparte entre muchas opciones testimoniales, como también si se concentrara excesivamente en el PRO, se reforzarán las chances de Filmus.
Como senador, el candidato kirchnerista que pretende renovar su banca, ha acompañado con sumisa obediencia los arrestos antirrepublicanos y contra la libertad de expresión del Poder Ejecutivo, y se ha empeñado personalmente en darles una pátina falsamente progresista. Filmus se había postulado hace seis años con el compromiso de defender los intereses porteños, tarea ineludible por tratarse de la cámara parlamentaria de carácter esencialmente federal. Sin embargo, se ha negado sistemáticamente a defender la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires.
Pino Solanas ha sido un digno defensor de la verdad toda su vida, como político y como artista. Es un luchador cotidiano contra la corrupción, la que ha desmantelado los ferrocarriles con sus resultados trágicos, y la que atenta contra nuestros recursos naturales. La democracia necesita a los Pino. Cuando se trata de reconstruir los pilares básicos de una república y la convivencia en la verdad, no tiene sentido exigirle a los votantes que suscriban todos los puntos de vista de su candidato, sí, en cambio, se puede proponerles un voto de inteligencia cívica para impedir que el kirchnerismo se quede con una banca en el Senado en representación de todos los porteños.