Por: Walter Schmidt
Sergio Massa se juega su futuro político en las próximas horas. Esta noche se reunirá con los cada vez menos intendentes bonaerenses que le quedan y con ellos decidirá si baja su candidatura presidencial o persiste en ella, con una clara debilidad. Mañana tiene previsto comunicar su decisión a la prensa.
La estrategia de Massa tratando de forzar hasta último momento a Mauricio Macri para que acepte un acuerdo con el Frente Renovador, ya sea yendo a una “gran interna” presidencial o bien aceptándolo como su candidato a gobernador bonaerense, no hizo mas que poner en evidencia la estrepitosa caída que sufrió en los últimos meses el proyecto nacional del ex intendente de Tigre.
El fracaso de la jugada de bajar a De Narváez obliga a Massa a bajarse o a afrontar el vaciamiento de su partido a manos del kirchnerismo y del macrismo.
Massa ha perdido con el correr de los meses nada menos que nueve intendentes: Sandro Guzmán (Escobar), Raúl Othacehe (Merlo), Jesus Cariglino (Malvinas Argentinas), Gustavo Posse (San Isidro), Humberto Zúccaro (Pilar), José Eseverri (Olavarría), Daniel Bolettieri (Almirante Brown), Daniel Bolinaga (Arrecifes) y Carlos Oreste (Coronel Pringles).
Además, se alejaron uno de los co-fundadores del espacio (Darío Giustozzi), dirigentes bonaerenses de peso como Baldomero “Cacho” Alvarez de Olivera, Miguel Saredi y Juan José Alvarez, y el último, Francisco de Narváez.
Si bien desde el massismo adujeron que la baja de De Narváez fue para obligar a Macri a acordar y dejarlo en evidencia ante quienes quieren unir a la oposición para derrocar al kirchnerismo, resulta difícil que, tras no haber resultado esa jugada, “el Colorado” vuelva a subirse a la carrera bonaerense. Sin estructura, con un referente nacional como Massa debilitado y la continuidad de la fuga de dirigentes, la peor decisión que puede tomar De Narváez es rever su renunciamiento y mantener su candidatura.
¿Es posible que algún intendente se quede en el massismo, para jugar con un candidato presidencial devaluado y con un candidato a gobernador bonaerense poco competitivo, ya que hasta ahora solo parece quedar en la grilla Mónica López -salvo que resuciten y se preste a ello, Felipe Sola?
Partiendo de la base que Gabriel Katopodis (San Martín) terminará jugando dentro del Frente para la Victoria, al massismo por estas horas solo le quedan 12 intendentes en el principal territorio del país, menos de los que tiene el radicalismo en la provincia, que actualmente ostenta 17.
El Frente Renovador conserva, por ahora, a Carlos Selva (Mercedes), Luis Acuña (Hurlingham), Joaquín de la Torre (San Miguel), Julio Zamora (Tigre), Luis Andreotti (San Fernando), Mario Meoni (Junín), Martín Caso (Rojas), Germán Di Cesare (General Alvarado), Carlos Puglielli (San Andrés de Giles), Fernando Carballo (Magdalena), Gustavo Bevilacqua (Bahía Blanca) y Javier Mignaquy (General Viamonte). Muy poco para pelear una candidatura presidencial desde la provincia de Buenos Aires ya que en el resto del país la intención de voto del tigrense es deficiente.
¿Cuánto podría aportarle su sociedad con el cordobés José Manuel de la Sota en el experimento Una Nueva Argentina (UNA)? Algunos puntos, no más. Pero a esta altura, lo que parecía ser un trámite, una interna con De la Sota, podría convertirse en un dolor de cabeza. ¿Qué pasaría si en unas PASO presidenciales De la Sota vence a Massa? Sería, al menos por unos años, el enfriamiento de la carrera política del jefe del Frente Renovador.
Sergio Massa no cuenta con mucho margen de decisión. Si bien él y su esposa Malena Galmarini no dejan de aferrarse a que son “jóvenes”, la persistencia de Massa como candidato presidencial agravaría aún más las críticas que el diputado nacional acarrea en el ambiente político por su actitud hacia sus pares. Parte de la negativa de Macri tiene que ver son ese manejo del ex intendente de Tigre, que mostró cuando ambos fueron juntos en la provincia, en las elecciones del 2013, y Massa relegó a último momento al macrismo a algunos puestos expectantes en la lista.
Massa podría quedar con “pocos amigos” en la política si no toma la decisión correcta. Mas allá de sus jóvenes 42 años, la política podría sancionarlo con una de las peores consecuencias: la indiferencia.
Sin embargo, una decisión consensuada, tratando de hacer lo mejor para dañar a la menor cantidad de dirigentes posibles, pueden conservarlo como un referente político a nivel nacional y así, darle nuevas oportunidades en el futuro. Como solía decir el general Perón a sus discípulos, “a veces es necesario dar un paso atrás para luego dar dos hacia delante”.