Por: Walter Schmidt
A 50 días de las elecciones generales del 25 de octubre, Scioli salió a jugar fuerte, no sólo desmarcándose ya del cepo kirchnerista sino desafiando a su principal rival, Mauricio Macri, a informar quiénes lo acompañarán en un eventual gabinete nacional.
Mientras muchos vaticinaban dos meses atrás que Carlos Zannini iba a ser un “cepo” para Scioli, que Cristina Fernández iba a mover los hilos de un eventual gobierno desde El Calafate y que La Cámpora se transformaría en una suerte de policía para hacer cumplir el “proyecto”, el candidato del Frente para la Victoria hizo lo que su chip le indica, lo que es su esencia: desmarcarse.
Zannini pasó a ser un islote dentro del archipiélago de nombres que está armando Scioli para su eventual gobierno y en el que la pura cepa kirchnerista está ausente. “Está en otro poder, el Poder Legislativo”, ironizó un dirigente sciolista sobre el posible futuro del actual compañero de fórmula de Scioli. La excepción K serán Gabriel Mariotto y Jorge Taiana que también tendrían su despacho en el Poder Ejecutivo, aunque de seguro a nivel de Secretaría de Estado.
El círculo netamente sciolista ocuparía lugares claves para una eventual administración de Scioli. Alberto Pérez (Jefe de Gabinete), José “Pepe” Scioli (Inteligencia, la AFI), Oscar Cuartango (Trabajo), Alejandro Collia (Salud), Ricardo Casal (Justicia), Gustavo Marangoni o Martín Ferré (Anses), Carlos Gianella (AFSCA), Jorge Telerman (Cultura) y Gustavo Ferrari (Secretaría de Legal y Técnica).
En materia económica, el equipo estará compuesto por Miguel Bein (Finanzas), Mario Blejer (en otra área económica desde dónde se sentará con los organismos financieros internacionales), Silvia Batakis (Hacienda) y Miguel Peirano (Producción industrial).
Dirigentes que vienen de ser intendentes bonaerenses, también tendrán su lugar en un eventual elenco ministerial como Alejandro Granados (Defensa) y Fernando Espinoza (Territorios y Ciudades). En tanto dos ex funcionarios de segunda línea del gobierno de Cristina Fernández que continuarán serían Sergio Berni (Seguridad), Lino Barañao (Ciencia y Tecnología) y Diego Bossio, en un cargo aún a definir.
Los gobernadores que desembarcarían en la Casa Rosada son José Urribarri (Entre Ríos), Maurice Closs (Misiones) y Jorge Sapag (Neuquén), de quien siempre Scioli destacó su conocimiento en materia energética. En tanto el santafesino Omar Perotti suena para el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, así como Daniel Filmus en Educación.
¿Le ofrecería Scioli la Cancillería al cordobés José Manuel de la Sota? Nadie en el círculo sciolista se anima a negar esa posibilidad pero tampoco quieren alimentarla, en medio de la competencia electoral y cuando “el Gallego” está jugando con Macri y Sergio Massa. Raúl Follonier hoy cumple la función de lobbista, mas que de canciller en las sombras.
Macri establece un juego distinto, apuntando directamente a un armado para un ballottage. El frente Cambiemos no cree que Scioli salga del amesetamiento en el que se encuentra e incluso se entusiasma con encuestas que otorgan una leve ventaja de María Eugenia Vidal sobre el candidato del FPV, Aníbal Fernández.
No fue casual en los últimos días las intensas reuniones de Aníbal con los intendentes bonaerenses, así como el encuentro del PJ bonaerense en Mar del Plata: Scioli sabe que necesita que los jefes comunales se metan más en la campaña para llegar a 45 puntos en territorio bonaerense. Y los intendentes consideran que los votos de Aníbal Fernández dependen exclusivamente de los votos que tenga Scioli.
Difícilmente Macri de a conocer los nombres de quiénes lo acompañarán en un eventual gabinete nacional. Porque no será estrictamente PRO sino que debería abrir la mano a sus socios del radicalismo y de la Coalición Cívica y, tal vez, hasta el Frente Renovador de Sergio Massa y al delasotismo.
Ocurre que Macri habla con Massa y con De la Sota. Quiere establecer un pacto en silencio de apoyo, entre las fuerzas opositoras, al candidato que llegue al ballottage contra Scioli. Hacer campaña juntos, llamar al voto por el aspirante opositor, establecer líneas generales de gobierno.
Para ello, el jefe de Fobierno porteño pretende que Scioli apenas lo aventaje por 4 o 5 puntos el 25 de octubre, e ir por todo en la segunda vuelta de Noviembre.
Por lo pronto, mañana la oposición volverá a mostrarse “unida” para pedir por mayor transparencia en los comicios del 25 de octubre. Los operadores políticos antikirchneristas saben que no hay tiempo, aunque el Gobierno quisiera, para resolver ese problema de fondo y hasta ahora es el mejor argumento que ha encontrado para cuestionar al oficialismo y hacerse eco en la sociedad.
Por eso resulta difícil que Macri salga a pelear con Scioli en el terreno que propone el dirigente peronista, el de los nombres que lo acompañarán en un eventual gobierno.