Por: Alberto Valdez
No cabe ninguna duda que el Conurbano bonaerense va a ser más que nunca un factor determinante en la pelea electoral entre Sergio Massa y Martín Insaurralde. En las legislativas de 2005, Néstor Kirchner comprendió que debía apoderarse de la aceitada liga de intendentes que respondían en ese entonces a Eduardo Duhalde. De ahí en más el kirchnerismo fue cimentando sus victorias electorales desde el GBA.
La única excepción fue en las elecciones de 2009 donde Francisco De Narváez sorprendió y derrotó al propio Kirchner sin grandes apoyos entre los llamados “Barones del Conurbano”. Sin embargo, la contienda que se viene registra un dato inusual en la década kirchnerista: más de 15 intendentes saltaron el ruedo y apoyan explícitamente a un candidato que no representa los colores del Frente para la Victoria. Por primera vez habrá competencia “en serio” entre los jefes comunales peronistas.
Hasta ahora Massa se hizo fuerte territorialmente al armar una alianza con alcaldes de la Primera Sección Electoral (zona norte y oeste del GBA que representa el 33,8% del padrón bonaerense) mientras que el kirchnerismo tiene su fuerte en la Tercera Sección Electoral (zona sur del Conurbano donde se localiza el 34,4% de la población provincial) donde se destaca el peso electoral de La Matanza. Claro que el interior también es importante porque junta al 31,8% del padrón.
Resulta obvio que en la Casa Rosada se muestran preocupados por lo que pueda ocurrir el 11 de agosto en la Primera porque admiten las falencias propias, teniendo en cuenta que en ese territorio ya perdió Kirchner en 2009. Por eso la primera movida apuntó contra Gabriel Katopodis, intendente de San Martín, uno de los distritos estratégicos de la zona norte. Los K quieren debilitar a este jefe comunal con renuncias de algunos de sus colaboradores y concejales. Katopodis, por las dudas, puso a su esposa al frente de su lista de concejales.
Otra de las obsesiones K es limar el poder de Jesús Cariglino en Malvinas Argentinas. Ya lo intentaron en 2011 de la mano de Luís Vivona, cercano a Alicia Kirchner, pero ahora probarán con un camporista como Luís Rodolfo Tailhade, titular de la Inspección General de Justicia y cercano a Eduardo Wado De Pedro. Este líder de La Cámpora también apuntará a complicar a otro intendente rebelde como Carlos Selva (Mercedes), cuya lista local deberá enfrentar al “hermano de la vida” de Wado, Juan Ignacio Ustarroz, titular de la ANSES de esa localidad. Ninguna de las dos tareas serán sencillas.
Se sabe que Mariano West (Moreno), Carlos Otahecé (Merlo) y Hugo Curto (Tres de febrero) siguen en el Frente para la Victoria pero le acercaron gente de su confianza a Massa para las listas de concejales del Frente Renovador. Donde los K quieren dar una dura batalla es en Hurlingham donde el secretario administrativo del Senado, Juan Zabaleta, mano derecha del vicepresidente Amado Boudou y con muchos recursos económicos, lidera la lista distrital contra el hijo del intendente Luis Acuña.
En el corredor norte al kirchnerismo no le irá muy bien ya que en esas localidades CFK no es muy popular y además la mayoría de los intendentes juegan en el Frente Renovador. Jorge Macri (Vicente López), Gustavo Posse (San Isidro), Luís Andreotti (San Fernando), Humberto Zuccaro (Pilar) y el propio Massa desde Tigre pronostican un triunfo categórico.
Mientras tanto, en la Tercera los estrategas del Frente para la Victoria trabajarán a destajo para maximizar la tracción de la mayoría de los intendentes que respaldan a Insaurralde. Por razones obvias la competencia más atractiva se dará en Almirante Brown, donde los K harán lo posible para desgastar al alcalde de esa localidad y segundo candidato a diputado del Frente Renovador. Para esto, el FPV eligió al sciolista, con lazos con la Casa Rosada, Mariano Cascallares, presidente del Instituto de Previsión Social bonaerense.
Giustozzi puso a su hermano Eduardo para que aparezca el apellido en la lista. En Lanús el intendente Darío Díaz Pérez deberá lidiar contra dos listas fuertes de la oposición, aunque su situación se hubiera complicado aún más si lleva a un acuerdo el PRO con el massismo. Lo concreto es que el Frente Renovador lleva como candidato a un prestigioso dirigente de fútbol con buena imagen en la zona, Nicolás Russo, ex presidente del club Lanús. Mientras que los macristas impulsan una “lista corta” con el ministro de Hacienda porteño, Néstor Grindetti, quien en 2011 debutó como candidato a jefe comunal.
Obviamente la mirada más estratégica apunta a lo que ocurra en La Matanza, el municipio más populoso del GBA, donde su intendente Fernando Espinoza ha decidido jugar como candidato testimonial al frente de su lista de concejales. Algunos analistas sostienen que se trata de una señal de debilidad y que pone el cuerpo para ganar con contundencia. El massismo apuesta a la postulación del concejal Fernando Asencio, quien dejo Unión PRO para hacerse felipista, y a la estructura de Julio Ledesma, secretario general del gremio local de empleados de comercio. También se tiene confianza Francisco De Narváez con la figura mediática del ex árbitro Javier Castrilli y el jefe de la juventud del gremio de los camioneros, Luís Velázquez.
La incógnita en La Matanza es si Espinoza logra repetir la performance de 2011 o vuelve a la magra cosecha electoral de 2009. No están en duda las victorias de Julio Pereyra (Florencia Varela), Juan José Mussi (Berazategui), Alejandro Granados (Ezeiza), Francisco Gutiérrez (Quilmes), Fernando Grey (Esteban Echeverría) y el propio Insaurralde en Lomas de Zamora. ¿Podrán compensar en sus distritos los votos que perderá el FpV en la Primera Sección y en el interior? Aunque algunas tendencias aseguran que ciudades importantes como Mar del Plata y Bahía Blanca podrían equilibrar las dudas del GBA. ¿Más cosecha para Massa?