El mejor alumno K de Durán Barba

Carlos Arbia

Esta semana el ministro de Economía Axel Kicillof reconoció luego de mucho tiempo, en su raid de notas periodísticas, que el problema con los holdouts es un problema todavía sin resolver para el Gobierno. El candidato a diputado nacional por el Frente para la Victoria por primera vez reconoció que algo hay que pagar, pero con una cierta dosis de eufemismo. “Pagar es una trampa y no pagar nada a los holdouts es imposible”, y agregó: “Estamos trabajando en una negociación, que implica una correlación de fuerzas, como pasó con la negociación con  Repsol”.

Por primera vez menciona la palabra ‘holdouts’ para dirigirse a los acreedores en lugar de los fondos buitre como el Gobierno ha llamado siempre en forma despectiva a aquellos acreedores que no entraron en el canje I y II de la deuda. Al parecer el cambio discursivo que Jaime Durán Barba impuso a Mauricio Macri en el PRO ha generado modificaciones en el discurso de Kicillof para ganar votos. Pero quienes seguimos día al día la agenda del ministro como periodistas acreditados en su sala de prensa podemos afirmar que hace bastante tiempo Kicillof se muestra como un muy buen alumno de Durán Barba, que le ha recomendado a los dirigentes del PRO que no digan lo que van a hacer. Kicillof ha seguido esa teoría desde que entró al Palacio de Hacienda el 10 de diciembre de 2011 como viceministro.

Hay varios ejemplos. Con respecto al caso Repsol, hay que recordar que Kicillof estuvo más de un año afirmando, no solo en Argentina sino también en foros internacionales, que el Estado no le iba a pagar un centavo a Repsol, porque la empresa había estafado a la Argentina, se había llevado el petróleo y había dejado de producir. Finalmente, con un decreto firmado por él se le pagaron a la empresa española el equivalente en bonos por unos 6500 millones de dólares por la expropiación.

Lo mismo ocurrió con el Club de París. Kicillof decía que no había que pagarle nada, porque era una deuda vieja, que venía desde 1954 y que no tomó este Gobierno. Finalmente accedió a pagarle unos 9000 millones de dólares sin negociar absolutamente nada. Como se puede observar en estos casos y también con los 600 millones pagados al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi), Kicillof no decía lo que iba a hacer.

Kicillof relata a la gente, en sus caminatas como candidato a diputado: “Estos 12 años han servido para que todas estas cosas que en economía eran imposible de comprender porque te la vendían difícil, hoy los argentinos hemos entendido que distribuir es uno de los instrumento más grandes, no solo para la justicia social, sino para el crecimiento económico”. Lo que el ministro no le dice a la gente es que desde que él llegó al ministerio de Economía el PBI de la Argentina no crece y sin crecer la economía será difícil distribuir riqueza y aumentará más la pobreza. Tampoco Kicillof le cuenta a la gente que por una orden suya en enero de 2013 el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dejó de publicar los datos de pobreza e indigencia en la Argentina. El ministro manifiesta en su campaña: “Desendeudar la Argentina no es una tarea de una época, es una actividad permanente para tener soberanía económica e independencia política para seguir creciendo como pueblo”. Lo que no les dice es que desde que él asumió como ministro de Economía la Argentina no para de endeudarse y que se terminó el “Desendeudarnos para desintervenirnos” que recitaba Néstor Kirchner.