Por: Ernesto Mattos
En los primeros meses de 2013 hubo una desaceleración económica en la producción manufacturera y la construcción, a esto se sumaron los operadores internacionales encargados de la liquidación de divisas junto a los productores agro-sojeros. La desaceleración podría ser producto del recrudecimiento de las medidas para administrar el recurso escaso: divisa como atesoramiento. Esta situación pareció afectar la estrategia de negocios de los sectores -más concentrados- económicos (agro, industria, construcción y financiera) vinculados al comercio exterior y que generalmente fugan dólares al exterior. ¿Cómo se llegó a esta situación? Previo a la mayor regulación –y a modo de ejemplo- de la divisa dólar observamos que algunas personas jurídicas y físicas atesoraron dólares por “precaución”, durante el 2011, momento en el que se llevaba a cabo la elección presidencial. ¿Precaución respecto a qué? No sabemos, pero observemos algunas variables. Algunas de estas personas jurídicas o físicas podrían estar relacionados con consultoras o empresas de productos de consumo masivo. En el libro Economía a contramano, del economista y periodista Alfredo Zaiat, constan las personas que durante el 2011 compraron dólares para atesoramiento. Antes de identificar a estos actores, conozcamos algunos números: entre 2008-2010 la cuenta Formación de Activos Externos del Sector Privado No Financiero acumuló una salida por u$s 48.865 millones, y sólo durante 2011 se fugó un total de u$s 21.504 M; solamente en un año (2011) se fugó el 45% de lo que se fugó en tres años (2008-2010).
Las veinte principales personas que compraron dólares para atesoramiento suman unos u$s 268,34 millones, lo que representa un 12% de lo fugado. En la lista encontrarnos nombres como Blaquier, Carlos Pedro Tadeo, u$s 11,12 millones; Brito, Jorge Horacio, u$s 13,53 millones; Bein, Miguel Ricardo, u$s 15,08 millones; Eskenazi, Sebastián u$s 13,58 millones. Por el lado de las empresas que por precaución atesoraron dólares tenemos a: Siderar SACI, u$s 19,36 millones; Bayer, u$s 19,14 millones; Abbot Laboratories Argentina SA, u$s 18,73 millones; Tarjeta Naranja SA, u$s 19,36 millones. Las veinte principales empresas que atesoraron suman un total de u$s 363,57 millones, representan un 17% de lo que se fugó durante el 2011. Entre ambos representan casi un tercio de lo que se fugó durante el 2011.
Esto mostró un alerta en la economía, que poco a poco había facilitado los dólares para atesorar o fugar o una combinación de ambas. Situación que derivo en el recrudecimiento de las regulaciones del dólar en noviembre de 2011. Por lo tanto, como se describió, se generó una reticencia a invertir en la economía y se retroalimentaron las expectativas devaluatorias, amplificadas por determinados medios de comunicación; porque en paralelo el tipo de cambio ilegal se distanciaba del legal entre junio de 2010 y noviembre de 2011, para alcanzar un dólar ilegal a $7.510 para comienzos de 2013. Este dato fue utilizado para acelerar una devaluación del 30% o 40%, como dijo Federico Sturzenegger (PRO) al proclamar que existía un atraso cambiario del 40%.
Esta descripción anterior comenzó a tener sus consecuencias y a materializarse en los datos económicos, mostrando el comportamiento de algunos sectores económicos que decidieron desacelerar su inversión. En el caso de la industria manufacturera, todo parece indicar que al verse obstaculizada la inversión financiera en forma de atesoramiento o fuga, decidieron dejar de invertir en la producción de manufacturas e incrementaron los permisos de importación. Aunque las ventas al público crecían la producción manufacturera crecía a un ritma menor, situación que podríamos asociar a un posible escenario de especulación y espera de una depreciación drástica de la moneda.
El contexto de recesión internacional (2009-2012) tensó el escenario nacional: los datos muestran que el primer trimestre de 2013 contra el 2012 el Estimador Mensual de la Industria (EMI) arrojó un acumulado del -1,31%, el Índice Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) dio un -1,33% y la liquidación de divisas en el primer trimestre de 2013 fue de u$s 3.988 millones y en el mismo periodo de 2012 fue de u$s 4.692 millones, una merma de u$s 704 millones, aunque el tipo de cambio se siguió depreciando. Ante este panorama, las políticas económicas de acuerdo de precios, la creación de opciones de inversión para los grandes ahorristas (bonos dólar linked, suba de acciones), fueron dejando atrás las expectativas devaluatorias. Aun así, todavía hay grupos económicos que apuestan a la devaluación.
Según un informe de coyuntura del Centro de Estudios Económicos y Sociales – Scalabrini Ortiz (CESO), ya hacia el tercer trimestre del año “el EMI arrojo una suba interanual del 1,1%; el sector de la construcción creció un 7%, explicado -principalmente- por la obra pública y la construcción de vivienda privadas que refleja el impacto del plan ProCreAr; mientras el consumo interno mantuvo su dinamismo gracias a la estabilidad de empleo, la mejora en los salarios, de las jubilaciones y asignaciones por encima de la inflación”.
En el frente externo, todavía resta por liquidar entre 10 y 15 millones de toneladas de soja (2012/13) en tanto que las importaciones siguieron su camino alcista aunque la producción manufacturera creció solo un 1,1%, debido al despegue de algunos sectores fuertemente deficitarios en divisas como el automotriz y la electrónica. Entonces, mientras la economía muestra signos de estabilidad y proyecta terminar el año sin sobresaltos, con una tasa de desocupación del 6,8%, todavía existen algunas corporaciones económicas y personas que apuestan a una devaluación y sus consecuencias.