Por: Mariano Carpineti
La base de la crisis griega puede explicarse con la simple razón de que el país helénico tiene una deuda de aproximadamente 320 mil millones de euros, que el país simplemente no está en condiciones de pagar. La explicación más simple para esta deuda es que durante muchos años el país estuvo gastando más dinero del que producía y financiando ese gasto a través de préstamos.
Los principales acreedores griegos son Alemania, a quien le debe una suma cercana a 68 mil millones de euros, en segundo lugar está Francia con 43.800 millones de euros, en tercer lugar, Italia, con 38.600 millones de euros y en cuarto lugar, el Fondo Monetario Internacional (FMI), con quien tiene una deuda de 21.400 millones de euros. El primer paquete de ayuda financiera a Grecia fue aprobado por la Unión Europea y el FMI en mayo de 2010. En ese momento se pusieron a disposición del Gobierno griego 110 mil millones de euros (unos 120 mil millones de dólares) para que honrara sus compromisos con sus acreedores, en ese momento en su mayoría bancos privados de la región.
Pero la ayuda económica no resultó suficiente, porque el Gobierno griego siguió con la misma política de tener un déficit fiscal alto, es decir, gastar más de lo que recibe, lo que lo llevó al borde de otra crisis económica que comenzó días atrás con el no pago del vencimiento que Grecia tenía con el FMI por un importe de 1500 millones de euros.
Esta es la razón principal por lo que el Gobierno griego le solicitó ayuda a los países de la eurozona, los que luego de muchas reuniones decidieron aprobar un plan de rescate por 86 mil millones de euros, aprobado el pasado 15 de julio, a cambio de un fuerte ajuste económico. El Parlamento griego lo aprobó por 229 votos a favor, 64 en contra y 6 abstenciones. El plan prevé los siguientes ajustes:
a) Reforma del sistema impositivo griego
b) Transformación del sistema de pensiones y jubilaciones
c) Privatización de empresas estatales y apertura a la competencia de sectores como el transporte marítimo y la energía
d) Reducción del gasto militar
e) “Revisión y modernización” del mercado laboral.
Dentro de este exigente plan de ajuste está la reforma fiscal griega, que incluye una serie de reformas que atañen al impuesto del valor añadido (IVA), las nuevas medidas tributarias y el fortalecimiento de las leyes antievasión fiscal. Con respecto al IVA concretamente, se refiere a la introducción de tres tipos de IVA. Una pequeña reducción del 6,5 % al 6 % para medicamentos, libros y teatro; un 13 % para alimentos básicos, hoteles, energía y agua y un 23 % para el resto de las actividades económicas.
El plan establece una eliminación progresiva de las excepciones fiscales para finales del 2016, hoy cerca del 30 %, en las islas griegas más ricas y con mayor afluencia de turistas, pero se mantienen para las islas más remotas, y por lo tanto menos desarrolladas, del mar Egeo.
En cuanto a las pensiones y las jubilaciones, el proyecto propone una suba del 4 % al 6 %, la eliminación gradual de la ayuda a las pensiones más bajas y el congelamiento de las pensiones en términos nominales hasta el 2021.
Por su parte, el plan contempla la privatización de las principales empresas griegas en poder del Estado. Básicamente señala la privatización de la empresa aérea griega, los aeropuertos principales y regionales, las redes eléctricas y los puertos griegos, hoy todo en manos del Estado nacional.
Por último, y no menos importante, el acuerdo le exige una revisión y una modernización del sistema laboral griego, por ejemplo, la eliminación de la jubilación anticipada, la suba en la edad jubilatoria hasta los 67 años.
Con este plan de austeridad aprobado por el Parlamento griego, el Gobierno espera que se destrabe una ayuda económica urgente que alcanzaría una suma de 60 mil millones de euros necesarios para que la economía griega siga funcionando y para saldar los vencimientos de deuda que el país helénico tiene en los próximos meses. Esto le permitirá a la alicaída economía griega reestructurar los vencimientos, alargar los plazos, pero impide cualquier negociación con los acreedores por una quita.
Dentro del paquete de ayuda que se destrabaría en los próximos días está un paquete adicional por 26 mil millones de euros destinados a oxigenar a los bancos del sistema financiero griego, que prácticamente están ilíquidos por los sucesivos retiros de dinero por parte de los agentes económicos.
Como conclusión, solo queda preguntarse si con la adopción de este plan de ajuste la economía griega podrá volver a la senda del crecimiento y del desarrollo económico, con equilibrio fiscal y sin una restricción externa asfixiante o si, por el contrario, Grecia va a sumergirse aun más en una profunda crisis económica que la introduzca en otra crisis de deuda donde tenga que sacrificar aun más en pos de mantenerse dentro de la zona euro.