Por: Nicolás del Caño
El mito de la “década ganada” del Gobierno de CFK se choca con una realidad ineludible. La de una Argentina donde unos pocos empresarios, fundamentalmente extranjeros, se la “llevan en pala” mientras se mantiene alrededor de un 40% de los trabajadores con trabajo precarizado o en negro, y más del 70% de los trabajadores tiene salarios por debajo del costo de la canasta familiar. Según el último dato del Indec a nivel nacional, el trabajo informal subió dos puntos y medio (comparado con 2012), afectando a 4.3 millones de asalariados.
Mendoza no sólo no escapa a estos contrastes sociales y económicos, sino que, por el contrario, los confirma. Según datos surgidos desde la Subsecretaría de Trabajo Provincial, sólo en el Gran Mendoza el empleo informal alcanza a cien mil trabajadores sobre una población económicamente activa (PEA) de trescientos noventa mil. Los datos son contundentes entre los jóvenes del Gran Mendoza: hay más de treinta mil que tienen trabajos precarios y cerca de veinte mil jóvenes que poseen entre dieciséis y veinticinco años no trabajan ni estudian, según indicaba ya una investigación del Observatorio Laboral de la Universidad Nacional de Cuyo en 2011.
El proyecto del PJ y el gobernador Pérez para la juventud, en sintonía con el giro a derecha del kirchnerismo a nivel nacional, es tomar la agenda de la derecha, pidiendo mano dura y apoyando la baja de la edad de imputabilidad. Por su parte, Cobos anticipa su plan de resolver los desequilibrios estructurales del modelo económico haciéndole pagar la crisis a los trabajadores y a la juventud. Sus banderas son la competitividad para los empresarios, ajustar el tipo de cambio, reglas de juego claras para recuperar la inversión extranjera y entrar en los mercados internacionales: todas palabras tras las que se oculta un verdadero plan de ajuste del salario y las condiciones de vida de los trabajadores.
Ante esta realidad y en medio del escenario electoral, la simpatía por el Frente de Izquierda (FIT) en Mendoza no para de crecer luego del tercer puesto que obtuvimos en las PASO, con casi el 8% de los votos, especialmente entre los jóvenes de entre dieciocho y treinta años. Refleja a un sector juvenil harto de la precarización laboral, de la elitización de la educación, de las inmensas dificultades para acceder a una vivienda. Una juventud cansada de los partidos tradicionales del régimen, de que gobiernen los mismos de siempre y que comienza a referenciarse con el FIT buscando una salida.
Contra estos proyectos, conquistan la simpatía de amplias franjas de los trabajadores y de la juventud las propuestas de acabar con los privilegios de la casta política que gobierna a favor de los capitalistas, proponiendo que los diputados y todos los funcionarios políticos ganen el mismo salario que una maestra; también la propuesta de anular las leyes de flexibilización laboral neoliberales. Para la juventud no proponemos mano dura, sino acabar con el trabajo precario, por el acceso a la vivienda y por una jornada laboral reducida con igual salario para todos los jóvenes que quieran estudiar; porque les decimos NO a la megaminería contaminante y a las redes de trata; porque planteamos el aumento del presupuesto para salud y educación en base a impuestos a las grandes fortunas. Estas son algunas de nuestras principales propuestas.
Desde el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) en el FIT nos proponemos acceder a puestos legislativos para plantar una voz de denuncia de las políticas de los capitalistas y alentar desde esa tribuna la movilización de los trabajadores y de la juventud. Un gran ejemplo en este sentido ha sido el del diputado del PTS en el FIT Raúl Godoy en la Legislatura neuquina, denunciando la entrega del petróleo a Chevron y llamando a la movilización para enfrentar esta política.