Por: Yamil Santoro
El domingo pasado fue un día histórico, lo digo sin eufemismos. Por primera vez en la historia una mujer será la gobernadora de la provincia de Buenos Aires y habrá un ballotage en la Argentina. Son dos novedades o cambios institucionales que dan muestra de un país rumbo a algo nuevo.
Pero más allá de lo institucional, creo que también hay que destacar lo político: el pueblo argentino fue a votar y reflejó a lo largo y ancho del país que estamos listos para otra Argentina. Listos para un país inspirado en el diálogo, en el trabajo en equipo y en el respeto al que piensa diferente. No obstante, lo más importante es que se logró quebrar con el pensamiento hegemónico, con que “No se le puede ganar al peronismo”.
Durante los cacerolazos, desde el oficialismo se reían de nosotros y sugerían que si queríamos ser escuchados, debíamos armar un partido y ganar las elecciones. Se tomó el desafío y se trabajó para construir esta alternativa de cambio. Hay que destacar el rol de los mentores de este proyecto: Patricia Bullrich en el 2013 reclamaba la unión de la oposición e hizo lo propio junto a Mauricio Macri. Este año Elisa Carrió, y luego Ernesto Sanz, entre otros dirigentes, permitieron que se consolidara esta coalición de centro con serias chances de ganar las próximas elecciones.
Se logró combinar de manera exitosa un equipo muy profesional con millones de voluntarios dispuestos a entregar su tiempo y su esfuerzo para que haya un cambio de Gobierno. Dado el elevadísimo nivel de militantes voluntarios que llevaron adelante tanto la fiscalización como la campaña de Cambiemos, podemos afirmar que fue una victoria de la ciudadanía libre por sobre los aparatos.
En relación con estos últimos, varias intendencias tendrán una gestión bajo un nuevo signo político y habrá en los concejos deliberantes representantes de un nuevo color. Esto, naturalmente, también representa un gran desafío para quienes asumen dichas responsabilidades. Está en nosotros, en cada uno de los candidatos y miembros de este equipo, no repetir los errores del pasado y recordar que los cargos públicos son “prestados” por el pueblo para servirlos con excelencia, probidad, respeto y prudencia. No tengo dudas de que veremos muchos casos de éxito de gobiernos discretos, respetuosos de sus gobernados y eficientes.
Mauricio Macri no tardó en convocar a los candidatos que no alcanzaron la segunda vuelta a sumarse a construir un proyecto de país diferente. Esto representa un gran desafío fundamentalmente humano para todos aquellos que integramos las diversas fuerzas políticas. Implica dejar el ego y el cortoplacismo de lado y pensar realmente en el país que queremos, si autoritarismo o república, y contribuir con eso. Es parte de la madurez cívica que estoy seguro que abunda en la mayoría de los votantes de Sergio Massa, Margarita Stolbizer, Nicolás del Caño y el Adolfo. También será nuestro desafío ser respetuosos y dialoguistas, pero confío en que todos entendemos la importancia de las elecciones que enfrentamos.
Ha sido una jornada histórica y hemos logrado algo que muchos pensaron imposible. Ahora viene la parte más linda, terminar de consagrar a Mauricio Macri como presidente de todos los argentinos. Llueven mensajes de personas diciendo que se quieren sumar a dar una mano en la campaña. Vaticino que la victoria de Mauricio Macri en segunda vuelta será tremenda.