Como el gobierno kirchnerista no ha sido ni es una revolución, entonces tampoco, ante su derrota, habrá contrarrevolución. Se trata de algo más sencillo, la descomposición de un gobierno mediocre que con sus más y con sus menos, toca sus límites.
Es probable que conserve, después de octubre, la mayoría en ambas cámaras. Pero eso lo conseguirá sólo con aliados y no con tropa propia, lo cual le confiere a esas “mayorías” una debilidad extrema. Si a esto le adicionamos que el gobierno en octubre, posiblemente, se plante en el 26% de los votos, la pregunta del millón es ¿como se gobierna un país con tan escasos sufragios? Similares ha los que tuvo el presidente Illia. Verdaderamente será un rompecabezas.
OCTUBRE
No veo razones por las cuales, aquellos argentinos que habiendo votado alguna vez al gobierno nacional o a sus representantes en provincias o municipios, y el 11 de agosto decidieron otras opciones, retornen en octubre al Frente para la Victoria. Esto es, echen para atrás su voto. ¿Qué puede cambiar en dos meses? ¿Qué lo conozcan más a Insaurralde? En Lomas de Zamora porque sabían de él, perdió un importante caudal de votos.
¿Qué Cristina modifique en ciento ochenta grados su gestión? Es improbable. Su aparición en Tecnópolis y luego en Twitter confirma su ceguera. No encuentro respuestas para las fantasías de los funcionarios, desairados por el pueblo, que insisten que en octubre obtendrán más votos. Por el contrario, lo probable es una merma de los alcanzados. Rumbo a octubre, Scioli deberá jugarse decisivamente a favor del kirchnerismo. Y parece estar haciéndolo. Al punto de copiar el discurso, las palabras y el estilo de La Cámpora. Ante el comentario irónico de Massa que apuntó, en la vida hay que elegir, Scioli le contestó, adusto y severo: “Yo elegí por la Argentina”. ¿Quiere decir esto que los que no están con él y Cristina no expresan a la Argentina? ¿Son la antipatria?, ¿antinacionales? Por este sendero Scioli pierde. Se extremiza. Se disuelve.
Se afirma en ámbitos políticos y periodísticos que el gobernador de Buenos Aires cometió un grave error al no acordar con Massa y elegir a la señora. Puesto que en agosto y mucho más en octubre el gran derrotado será él. Es posible. De todos modos, consiguió doscientos millones de dólares, con el aval de Cristina. Y espera sucederla con su apoyo.
Sin embargo el error lo cometió mucho antes. En octubre del 2012 un ex presidente con diálogo fluido con Scioli, al menos por aquellos meses, en una extensa charla le aconsejó: “Tenés que armar una lista a Diputados nacionales poniéndote vos al frente. Esto en acuerdo con intendentes, pues hay terreno fértil para hacerlo.”
Esta maniobra implicaba un arreglo con Massa, siendo la iniciativa y el liderazgo del gobernador. -¡Vas a ganar!, le aseguró. “Cuando triunfes convocás a una conferencia de prensa, que vos sabés hacer muy bien, y anunciás tu renuncia a la gobernación. ¿Las razones? Lo que todos conocen, esto es, el constante maltrato de la Presidente, su centralismo y la imposibilidad de gobernar la provincia en estas condiciones. Asumís tu banca y comenzás a recorrer el país para las presidenciales del 2015.” ¡Era demasiado para Scioli! ¡Un giro a la audacia! Y él es, más bien, un político temeroso y escurridizo que busca el poder por parsimoniosos asensos administrativos.
DESPUÉS DE OCTUBRE
Es un misterio lo que pueda ocurrir con el gobierno nacional ante una nueva derrota anunciada. La señora es imprevisible. Lo cierto es que esta agonía del kirchnerismo generará un vacío de poder que deberán llenar las instituciones republicanas, gobernadores de provincias y cámaras legislativas, aunque también la Suprema Corte de Justicia. Desde el lado de la política, el justicialismo deberá exigir la inmediata reorganización del partido, secuestrado por el poder, para definir en internas su futuro, su programa y el candidato presidencial. Esto último es fundamental en la medida que el kirchnerismo procurará evitar la reorganización justicialista.
En la soledad en que ha quedado Cristina, sólo recurre a los “amigos” de siempre: Zanini, Parrilli y en este último tiempo a La Cámpora. Seguramente sus expectativas, no verbalizadas, estarán orientadas, ahora sí, a encontrar un candidato, genuinamente suyo, sin posibilidades reales de triunfar en el 2015. Para ese tiempo habrá, también, un candidato identificado con el peronismo y otro por el radicalismo y sus aliados quienes habrán resuelto sus asuntos por internas.
Así, en sus fantasías habrá ballotage. En esas circunstancias, con sus escasos votos, apoyarían a la nueva alianza progresista. Para que la señora con 67 años retorne triunfante, ante el desgobierno radicalsocialista. Claro fantasía, pero… por las dudas más vale prever que perder.