Por: Diego Hernán Armesto
Finalizadas las PASO, es una obligación, a la hora de los análisis, hacer una primera aproximación hacia la conformación del Congreso después del 10 de diciembre. El mensaje de las urnas, si las elecciones generales hubieran sido el domingo pasado, es el de la necesidad de llevar adelante una auténtica reconstrucción republicana. Este será el primer e inmenso desafío para nuestra democracia y este deberá revestir un carácter fundacional teniendo en cuenta el severo deterioro social, político, institucional y económico en el que estamos viviendo.
El escenario para el próximo Gobierno va a resultar profundamente comprometido en estos aspectos, ya que deberá afrontar la pesada herencia que dejan estos 12 años continuados de vivir en una caprichosa interpretación de institucionalidad.
Consecuentemente, debemos preguntarnos por el escenario que el próximo Gobierno tendrá llegado el 10 de diciembre y, principalmente, analizar, pensar y buscar respuestas a las realidades de Argentina. Aquí es donde nace la verdadera discusión por la gobernabilidad y la necesidad de reflotar el concepto de la audacia para gobernar.
Ahora bien, ¿qué implica hablar de gobernabilidad? Implica analizar los grados y los niveles de acuerdos sólidos y justos entre las principales fuerzas políticas que necesariamente deben ser cumplidos por todas las partes si efectivamente queremos lograr la recuperación de nuestra república.
En tal sentido, por un lado, la Cámara de Diputados de la Nación -integrada por 257 congresistas, donde se alcanza el cuórum con 129 de ellos- estará conformada a partir de diciembre con distintos bloques y ninguno alcanzará cuórum propio. Por otro lado, el Senado de la Nación, de un total de 72 bancas -donde se renuevan 24- y conforme los resultados de las primarias, deberá enfrentar una importante batalla para conformar los mayores consensos para recuperar las cuestiones esenciales que hacen a la república.
Por lo tanto, si uno observa el escenario a diciembre, deberá entender que será absolutamente imprescindible contar con grandes consensos para salir adelante. No se deberá caer en el triunfalismo del “Ya ganamos”, y sí entender que comienza un complejo camino en donde el futuro presidente deberá contar con un grado importante de audacia para conquistar los sueños de la sociedad, mediante la construcción colectiva, no desde un relato, sino a partir de comprender la realidad y encontrar las mejores soluciones a sus problemáticas.
La gobernabilidad va a depender fundamentalmente de la búsqueda de denominadores comunes y de entender que la república se salva entre todos, que no se tratará como hasta ahora del “Ellos o nosotros”. La realidad indica que será necesario reconstruir todas las instituciones que hacen al funcionamiento de nuestra nación, por lo tanto, el próximo gobierno, sea Daniel Scioli, sea Mauricio Macri o Sergio Massa, deberá recrear un auténtico mercado de ideas.
Como dijo Barak Obama: “Uno en que las discordias de los partidos contribuyan a ‘fomentar la deliberación y la circunspección’; un mercado en el que, a través del debate y la competición podamos expandir nuestras miras, cambiar de opinión y al finalizar alcanzar no meros acuerdos, sino acuerdos sólidos y justos”. En definitiva, estos grandes acuerdos deben entender que lo que está en juego es la república y el futuro de la Argentina.