Por: Gabriel Solano
Ni los kirchneristas creen que han sufrido un ‘tropiezo’ electoral, aunque algunos fantaseen con recrear la transición que siguió a la derrota electoral de 2009. Lo prueba el cruce de opiniones y el pase de facturas que han generado en el oficialismo los resultados de las primarias.
Para Horacio Verbtisky, el gobierno hizo una elección de medio término satisfactoria. Si en algún caso hubo un retroceso de votos, no habría que preocuparse, porque quien gana las elecciones de medio término nunca repite ese resultado en las presidenciales. De esta tesis debiera extraerse la conclusión que conviene perder.
Por otro lado, Verbitsky se vale del simulador de bancas que elaboró el Ministerio del Interior, para afirmar que no habrá cambios sustanciales ni en la Cámara de Diputados ni en la de Senadores. La constatación podría tener algún valor si las circunstancias económicas fueran favorables y sólo haciendo abstracción de las grietas que la derrota ha dejado en las filas del kirchnerismo. Es curioso que la eminencia gris de CFK no tenga en cuenta que el proyecto de reelección ha quedado sustituido por la sucesión de Scioli, otro de los derrotados el domingo 11.
Biblioteca pura pinta
Para Carta Abierta, que se reunió el sábado en la Biblioteca Nacional aunque sin Forster ni González, la derrota, incuestionable, habría que buscarla en la “falta de diálogo”. Semejante conclusión equivale a un acta de defunción, esto porque un gobierno de poder personal solamente puede subsistir acentuando esa escasez de ‘diálogo’ - que legitimaría a los “destituyentes” y a quienes quieren ‘volver al endeudamiento’. El ‘diálogo’ pondría fin al kirchnerismo y convertiría a lo que resta del gobierno CFK en una figura retórica. Lo de Río Gallegos, donde Cristina convocó a las corporaciones, a lo sumo, esbozará un régimen de emergencia económica para un par de meses.
‘Talibanes’
La Cámpora admitió la derrota, pero sólo para pontificar que no habría que dar “ni un paso atrás”, sea lo que esto quiera decir, desde echar más leña al impuesto al salario y pagar a rajatablas la deuda externa -pero no la deuda con la ANSES o el Banco Central. Lo más interesante de todo el palabrerío posterior a las primarias, fue el reconocimiento por parte de Cristina Kirchner de que los “dueños de la pelota” cambiaron de frente, y que ahora aportan a la ‘oposición’ luego de haber aportado al “54%” de hace dos años. Las corporaciones capitalistas reclaman la devaluación del peso, el levantamiento del cepo cambiario, libertad para girar y recibir capitales -algo que simplemente haría estallar la olla.
Los kirchneristas de Nuevo Encuentro esbozaron algo parecido a una “autocrítica”- que está llamada a apagarse luego que el gobierno nacional enviara fondos a Morón para una obra tecnológica. Sabbatella reclama “profundizar el modelo”, mientras sigue su alianza con Othacehé (¿o no?). Su responsabilidad en obtener un fallo favorable de la Corte contra Clarín parece ir camino al fracaso, si es verdad que la ‘contra’ ya tiene una mayoría de votos (los progres no se caracterizan por su originalidad). Sabbatella se negó, durante cuatro años, a aplicar la desinversión que establece la Ley de Medios a los grupos económicos ligados al gobierno y bloqueó la cesión de espacios a los proyectos mediáticos de origen popular.
Punteros
Para los intendentes del peronismo, la derrota obedece a ‘la inseguridad’. Está calcado del discurso de Massa. De acuerdo con varias encuestas, los Curto y Othacehé se pasarían a las filas del intendente de Tigre, como último recurso para salvar las mayorías en los concejos y de cara a 2015. Antes, claro, deberán renegociar la propuesta de Massa de impedir la reelección permanente de los intendentes, o que entre en vigencia después de las generales dentro de dos años.
La burocracia sindical que milita en la CGT-Balcarce adelantó, por boca de Omar Viviani, que en 2015 estará con quien gane, aunque el que llegue último tendrá reservados los peores lugares. Por eso ya han cruzado la puerta de salida Fernández, de la UTA, Maturano de la Fraternidad y ‘gordos’ como Lescano, Cavallieri y West Ocampo.
Los gobernadores de las provincias también están viendo el mejor momento para saltar del barco. Han dejado saber que quieren a Cristina Kirchner, hacia octubre próximo, lejos de sus provincias.
Transición
La tendencia a una disolución del kirchnerismo ha abierto una transición política formidable, esto en medio de un derrumbe financiero interno que se acopla a un derrumbe económico de la mayor parte de las naciones periféricas. El desacople de éstas de la crisis mundial, ha sido siempre una fantasía. Se produjo durante la gran depresión de 1873-93, bajo un capitalismo ascendente, y desató una gran exportación de capitales hacia la periferia, que sentó las bases del imperialismo. Un siglo y medio después, produjo una enorme transferencia de capital golondrina, que ahora escapa en tropel hacia los países centrales, e inversiones en materias primas, cuyos precios caen ahora en picada.
La estrategia política del Partido Obrero reposa por entero en la centralidad de la crisis mundial de un capitalismo en declinación histórica.