Por: Darío Epstein
Los commodities se encuentran envueltos en una espiral negativa muy peligrosa, especialmente para Latinoamérica, una región que no habría visto lo peor de las recientes bajas. Las materias primas son la fuente genuina de divisas para sus economías, muchas de ellas orientadas a las exportaciones.
El Bloomberg Commodity Index de 15 productos primarios alcanzó esta semana su menor nivel desde junio 2002.
La crisis de Grecia y la corrección en el mercado bursátil de China han desnudado los riesgos del escenario global, a lo que se suma la suba del dólar, alimentada por la expectativa de suba de tasas de interés.
Es conocida la relación negativa entre el dólar y los commodities: ante un fortalecimiento del dólar, se requieren menos dólares para poder obtener una unidad física (una tonelada, una libra, una onza, un bushel, etc.) del bien tangible que se esté valuando.
Tailandia sufre por los precios del caucho, Brasil por el precio del azúcar (entre muchos otros), Perú por el oro y la plata, Venezuela, Ecuador y Colombia por el petróleo, y Argentina por la soja, el trigo y el maíz. Hasta Australia, una economía del G10, se encuentra sacudida por la caída de los commodities, en especial los minerales.
Los ETF (fondo negociable en el mercado, por su sigla en inglés) de commodities se encuentran entre los de peor rendimiento en el ranking total de este año; siete encabezan el listado con mermas de entre 25 % y 37 %.
Se estima que 2016 será mejor que el año en curso en cuanto a crecimiento mundial, pero la mejora será muy segmentada y los países emergentes continuarán devaluando sus monedas para poder afrontar esta coyuntura que ya se asemeja más a un viento de frente que a una leve brisa.
Los indicadores económicos en Brasil nos anuncian que la caída de la actividad podría ser más prolongada y profunda, a pesar de la reacción que está teniendo a los cambios en la política económica, como el recorte del déficit fiscal.
La mayor volatilidad y el riesgo de crecimiento menor del PIB mundial agudizan los riesgos bajistas sobre el crecimiento en los mercados emergentes en general y a corto plazo, incluida América Latina.
La siguiente tabla muestra la crudeza del ajuste: al ya conocido derrumbe del petróleo por la sobreoferta mundial (a la cual se suma Irán luego del pacto con las potencias mundiales) y la fortaleza del dólar, debemos sumarle la abundante cosecha en EEUU y las menores compras de China de metales preciosos, que se agregan a la nula cobertura pedida por los mercados ante la cada vez menor inflación en los países desarrollados (1,8 % el CPI core y PCE core de apenas 1,2 %, el que sigue la Reserva Federal como guía para fijar las tasas de interés a largo plazo).
Las compras de oro por parte de Asia siempre han sido determinantes para la evolución del precio del oro. Algunos se están preparando para el rebote de la mano de compras de bancos centrales de Asia, en especial de China, cuya demanda ha ido cayendo.
En síntesis, mientras el dólar se mantenga fuerte, será difícil anticipar una reversión de la actual tendencia, y mientras las expectativas del sendero de tasas de interés se mantengan y se refuercen, más daño habrá sobre todos bienes primarios. En este contexto, las economías de América Latina enfrentan el desafío de recuperar el crecimiento económico, en un contexto global que incluye la desaceleración de China, la caída de precios de commodities y las perspectivas de aumento de las tasas de interés.